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La Liga al microscopio | 19ª jornada

El carrusel

El Madrid pinchó en Almería para dejar coja la Liga. Los de Mourinho acusaron la sorprendente suplencia de Benzema y la mala actuación de Pérez Lasa. Un empate que retumbó como se esperaba poco después con la cómoda victoria del Barça ante el Málaga. Y es que no hay pinchazo corregible ante el ritmo de los de Pep.

Benzema
reuters

El PERSONAJE

Benzema siempre está en el centro de la diana. Por su culpa o por la de otros. Cuando no es porque su apatía colma la paciencia de su afición son decisiones extrañas como la de Mourinho en Almería las que lo propician. El técnico decidió prescindir de él como titular siendo su único delantero disponible. Raro. Si el mensaje consistía en hacer ver a la secretaría técnica que necesita otro punta, la estrategia le salió torcida. Entre otras cosas porque tuvo que recurrir al francés de manera atropellada, con el marcador ajustado y el tiempo en contra. Aún así, el galo forzó un penalti no señalado y dio el pase del empate a Granero. Gato o perro, con nuevo fichaje o sin él, Benzema era necesario ayer. Y no como un bulto sospechoso, sino como el jugador internacional que es.

LA ELECTRICIDAD QUE TE APORTA EL FÚTBOL SALA

Muchos jugadores que se inician en el fútbol sala mantienen la electricidad y la rapidez de movimientos cuando saltan al fútbol once. Aún así, su aclimatación no suele ser fácil. José Callejón es uno de los pocos que sí ha triunfado en esa transición del pabellón al césped. Criado en la escuela Costa Tropical de su Motril natal, primero en fútbol sala y luego en once, el delantero es uno de los más ratoneros de cuantos conforman la Liga. En el Pizjuán se destacó con dos goles vitales para el Espanyol, pero es algo a lo que ya acostumbraba desde que el Madrid lo fichó a los 14 años. Picardía, astucia y ligerezas que arrastra del fútbol sala. Y que cada día le hacen brillar más.

EKIZA: LA CHISTERA SIN FONDO DE CAPARRÓS

Ante la ausencia de la pareja de centrales titulares del Athletic —San José y Amorebieta—, Caparrós decidió mantener la estabilidad de su zaga ante el Racing tirando de un canterano, el joven Ekiza, de 22 años, al igual que hiciera en Málaga. El navarro no se complicó la vida y cumplió en su bautismo en San Mamés. No es casualidad que el técnico utrerano tire del filial. En Sevilla ya destacó por ello y en Bilbao ha multiplicado ese comportamiento ante las limitaciones a la hora de fichar que se autoimpone el club de Ibaigane. De hecho, el central es el 28º cachorro que Caparrós saca de Lezama, la mitad de los cuales se quedaron en el primer equipo. Ahora es Ekiza quien lucha por ello.

LOS PICOS DE FORMA SE MUESTRAN EN LA RACHA DE PEDRO

Los preparadores físicos de los equipos son gente meticulosa y detallista. A los de unos y otros clubes les une esa locura por mantener a raya a sus futbolistas e incluso muchos intercambian métodos de trabajo como si de secretos de Estado se tratase. Los cuatro con los que cuenta el Barça deben estar orgullosos al comprobar cómo aprovecha Pedro su actual estado de forma. No es casualidad que el canario haya marcado diez goles en sus últimos diez choques ligueros. Ni que lleve cuatro partidos consecutivos anotando, algo que no había hecho hasta ahora en Primera. Responde a lo que los fisios denominan picos de forma, estados sobresalientes dentro de la línea general de una temporada. Son épocas que van y vienen. Momentos que aprovechar. Justo lo que está haciendo el canario.

EL SUPERMERCADO NO ERA LUGAR PARA CANI

Cani marcó el mejor gol de lo que va de Liga y dejó patente que con su calidad está siendo otro de los baluartes de este gran Villarreal. Su golpeo está al alcance de muy pocos. Disparar tan plano, sin pararla, desde el centro del campo y escorado es dificilísimo. El aragonés lo hizo dejando una parábola para el recuerdo. Muchos tienen la sensación, a sus 29 años, de que la irregularidad de Cani le ha hecho desperdiciar el gran talento que atesora. Y no es de extrañar. Lo primero que hizo el día de su debut, ante el Barça, fue tirar un caño a Reiziger y desde entonces destapó una calidad que a punto estuvo de caer en el olvido. Y es que poco antes había tocado fondo. Jugando como cedido en el modesto Utebo, en Tercera, rellenó un formulario para ser repartidor de una conocida cadena de supermercados y fue aceptado. Entonces apareció el Zaragoza para repescarlo. Y luego el Villarreal. Y sus acciones cada vez fueron más sonadas, como el golazo del sábado. Y, así, el abocado a simple repartidor acabó como estrella. La vida.

POR QUÉ LA ALEGRÍA SE EXPRESA SIN CAMISETA?

Algún futbolista debió innovar hace ya años al quitarse la camiseta en la celebración de un gol. El susodicho no sabe el daño que hizo con su acción. Desde entonces se repite esa imagen, como reflejó ayer Pablo Hernández tras marcar el 2-0 ante el Depor en el descuento. Es indiferente que el tanto no sea de la importancia del de Iniesta, que dio el Mundial a un país y explotó de alegría dedicándoselo a Jarque, sino que vale cualquier entorno y contexto. Incluso un partido de Liga casi decidido. Para paliar esta moda, la FIFA creó sanciones y los clubes asesoran a sus futbolistas para que no celebren los goles así. Es igual. Ni con multas económicas ni con enfados por parte de los técnicos se consigue parar esto. ¿Uno no se alegra igual con camiseta?

LA PROVIDENCIA Y MAREO COMO VÍAS DE RESCATE

El Sporting respiró ante el Hércules. La afición veía a su equipo como un enfermo terminal y la cura ha llegado de mano de Nacho Cases, un canterano que ha respondido con gol y buen juego a la confianza que ha depositado Preciado sobre él en los dos últimos encuentros. Un club como el gijonés tenía que buscar la solución de esta manera, en casa. Sólo aquel que se cría en Mareo puede entender las urgencias y necesidades de su equipo en momentos como éste. Cases es el mejor ejemplo de ello. Entró en el Sporting a los seis años y ha ido escalando categorías hasta llegar a El Molinón. Su padre, jugador de varios modestos asturianos en los años 80, ha aprovechado para poner velas a la Santina de La Providencia, en Gijón, desde que se anunciara el debut de su hijo. Y por ahí también hay argumentos para creer en el milagro.

LA TAMBORRADA AGRADA MÁS QUE LA CHAMPIONS

Xabi Prieto es un jugador de Champions incrustado en la Real. Su caso es atípico. El de San Sebastián profesa una lealtad fuera de lo común por quien le da de comer. No es sólo amor hacia un escudo, fundamentalmente lo es hacia una ciudad. El extremo es un donostiarra de pro. Vive en el centro, a escasos metros de la Concha, siente con pasión todo lo que concierne a su villa, celebra como ninguno las fiestas patronales y respeta las tradiciones con mimo. Por eso nunca pensó en irse y probar suerte lejos. Así, a base de impregnar de su talento al equipo, consiguió que regresara a la élite y ahora esos éxitos se proyectan en Primera. Xabi perdió en el camino la opción de jugar la Champions, pero también ganó algo. Por ejemplo, celebrar este jueves la Tamborrada junto a los suyos. Es su fiesta. Y es su casa.