Punto en la adversidad

A falta de goles y espectáculo, el empate que firmaron ayer Elche y Granada permite sacar algunas conclusiones a las dos aficiones. Los ilicitanos empiezan a acostumbrase a jugar con uno menos. Tanto es así que casi juegan mejor con diez que con once. Al menos así se garantiza la entrega de los que quedan en el campo. Algo es mejor que nada. Y es que Wakaso volvió a liarla. A la media hora dejó a su equipo con uno menos (aunque pudo hacerlo aún antes) y por eso, el punto no es un mal resultado. Del otro lado, el Granada evidenció por qué es uno de los peores visitantes. Nula ambición, pírrico botín.

Bordalás se la jugó con siete cambios en su once, cuatro de ellos obligados. Sólo Caballero, Pelegrín, Albacar y Palanca repitieron. Son sus intocables, por méritos propios. Fabri recuperó a Geijo. La presencia del máximo goleador amenazaba peligro aunque sólo fue una declaración de intenciones. No remató nada en condiciones y quedó como un islote arriba ante la inoperancia y racanería de su equipo, que ni con uno más se decidió a ir a por el partido. Con igualdad numérica, Generelo, en una acción a balón parado, y Ripa, que envió alto una asistencia de Palanca desde la otra banda, pusieron en apuros a la defensa del Granada. Un córner que se paseó por el área pequeña fue lo más peligroso de los visitantes.

La expulsión de Wakaso, en el 32', marcó el guión del encuentro. El ghanés pudo haber sido expulsado siete minutos antes. Le clavó los tacos en el muslo a Lucena y Pino Zamorano le perdonó la roja. En la siguiente acción, más discutida, el balón le tocó en la mano. El árbitro no pudo mirar hacia otro lado esta vez, hubiese sido muy descarado. Con uno menos, el Elche mantuvo su apuesta con dos delanteros y Generelo jugando de todocampista en el medio. Antes del descanso, Ripa volvió a tener una ocasión clara, pero volvió a rematar alto.

Tras el descanso, Acciari le dio equilibrio al centro del campo y el Granada siguió sin salir de la cueva. No tuvo ni una sola oportunidad para ganar. En el Elche, Perera, incisivo en ataque y generoso en defensa, estuvo a punto de marcar aunque su disparo con la izquierda se fue cruzado por poco. Su salida del campo provocó la protesta del público hacia el banquillo, como ya sucedió la jornada anterior con Palanca, frente al Celta.

Pitidos.

Linares, mientras tanto, luchaba contra sí mismo, sin sentido ni criterio, acompasado por los silbidos de la grada. Cuando Bordalás decidió cambiarle, la afición dictó sentencia y pitó al ariete. Poco más de ahí hasta el final, salvo la expulsión de Carlos Calvo, por un codazo a Generelo. Ahora, sin tiempo que perder, el viernes toca cerrar la primera vuelta ante el Xerez.