Liga BBVA | Hércules

"El Hércules está en alza y ahora los canteranos quieren quedarse"

El Gran Circo Alaska fue testigo del encuentro entre De las Cuevas y Kiko, dos canteranos blanquiazules que el sábado serán enemigos. Ambos se admiran y sueñan con tener un futuro común. El Hércules es su casa, aunque el mediapunta apartará los sentimientos en El Molinón.

reportaje gráfico: fito gonzález

El Hércules visita el sábado uno de esos templos en los que se respira fútbol por los cuatro costados. El Molinón no es un campo más. Allí la magia se adueña del ambiente. Las gradas se tiñen de rojiblanco y en las entrañas del estadio se palpa muy de cerca lo que significa el Sporting y Mareo, ésa cuna de grandes jugadores que ha visto crecer a tantos genios. En el Hércules escasean los talentos que tocan el cielo, pero también los hay. Curiosamente, sobre la alfombra de Gijón habrá dos. Uno lucirá la rojiblanca y otro la blanquiazul. Miguel de las Cuevas y Kiko Femenía saben muy bien lo que significa formarse en el Rico Pérez. El mediapunta lo hizo hace tiempo y el extremo está en pleno proceso. Ambos tienen cosas en común. Son amigos, unidos por su misma ciudad, pero el sábado serán contrincantes.

Antes del duelo, AS juntó a los dos canteranos del Hércules para que analizasen el choque y recordasen sus inicios. A Kiko le ha tocado vivir un momento dulce, pero De las Cuevas tuvo que emigrar tras comprobar que su Hércules no salía del pozo. El escenario elegido fue el Gran Circo Alaska, donde compartieron aventura subidos a un camello, coquetearon con un tigre y pelearon con sables afilados. Siempre con la elástica enfundada, orgullosos de representar a su actual club pero con un mismo pasado. "Ahora los canteranos quieren jugar en el Hércules. Antes esto no pasaba. Los chavales buenos tenían la ilusión de irse a las categorías inferiores del Valencia o el Villarreal. Y ahora eso no va a ocurrir. Los jugadores se quieren quedar porque el club está creciendo", aseguran ambos.

De las Cuevas y Kiko ya han demostrado en Primera que no tienen miedo a las alturas. Además, aceptaron a subirse a lo más alto de dos enormes camellos. Fue una experiencia única, como la de enfrentarse a su ex equipo por primera vez. "Será muy especial enfrentarme al Hércules. Yo soy de Alicante y siempre digo que mi equipo es el Hércules. Fue el que me dio la oportunidad de ser lo que soy. Sé que mucha gente que conozco de allí estará pendiente del partido", comenta De las Cuevas, quien ya tiene señalado en rojo el partido de vuelta en el Rico Pérez. "Será aún más especial en Alicante. Cuando en verano salió el calendario, lo primero que hice fue mirar cuándo jugamos contra el Hércules. Me dio un poco de rabia tener que esperar hasta el último partido porque tengo muchas ganas de volver allí después de cinco años", añade.

Feliz.

Kiko espera no tener que dar el salto. Él quiere consolidarse en su equipo. Crecer y hacerse un nombre en el club de su niñez. No obstante, valora el paso al frente que dio Miguel para abrir con fuerza las puertas de Primera. "Es un ejemplo a seguir. Ojalá tenga la suerte que él ha tenido. Tiene muchísima calidad. Es de los mejores jugadores del Sporting. Si pudiese quitar a alguien del rival el sábado, quitaría a Miguel", comenta el extremo. Por su parte, el jugador del Sporting también se deshace en elogios hacia el que ocupa el corazón de la hinchada blanquiazul: "Sigo a Kiko y me veo reflejado en él cuando yo empezaba. Está muy bien y está demostrando que a pesar de su juventud está para jugar en Primera de sobra. Tiene mucho desparpajo y el sábado habrá que estar muy atento a su banda", afirma De las Cuevas.

Futuro común.

Tras los elogios, continúa la tertulia. El tigre del Circo Alaska aparece por el foso. Se hace el silencio durante unos instantes, pero pronto ambos se lanzan a acariciar al felino, que recibe con suaves lametones los mimos de Miguel y Kiko.

En ese momento, el mediapunta y el extremo se imaginan un futuro juntos. Compartir vestuario y abanderar un proyecto blanquiazul sería lo máximo. Kiko recibiría con los brazos abiertos a su amigo. "Ojalá Miguel pueda volver. Él estaría encantadísimo en su ciudad. Sería espectacular jugar juntos", confiesa el de Sanet i Negrals. Miguel también tiene en mente volver. Es imposible olvidarse de su ciudad y todo lo que le atrae de la capital de la Costa Blanca. Pero, de momento, sólo piensa en rojiblanco. "Ahora mismo no me lo planteo porque sólo pienso en el Sporting, pero me encantaría volver porque el Hércules es el equipo de mi ciudad".

Con los sables en la mano, llega la hora de despedirse. Antes, reconocen que el sábado habrá más de tres puntos en juego. El Hércules quiere ganar fuera cuatro meses después y el Sporting, salir del pozo. La lucha por la permanencia está servida. "El Hércules está muy bien, sobre todo, en casa. Fuera está más flojo pero porque tampoco tienen necesidad. Para nosotros cada partido es vital. Tenemos que salir de ahí abajo cuanto antes", comenta Miguel.

Kiko responde pronto, consciente de la ansiedad que hay en el Hércules por acabar con el gafe como visitante. "En casa estamos a un nivel espectacular y haciendo números de equipo grande. Falta mejorar fuera para hacer una gran temporada. Seguro que esto cambia pronto", sentencia Kiko, quien sabe que en El Molinón no habrá sables con funda ni tigres amaestrados. Allí todo será de verdad. Habrá magia, pero no la del circo. La de El Molinón.

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