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Jornada 18 | La Liga al microscopio

El carrusel

El Madrid se sacó de la chistera una reacción 'made in Cristiano' para superar a un Villarreal brillante hasta que se le acabó la gasolina. Así se mantiene a dos puntos del Barça, que se paseó en Riazor como en casi todas sus salidas de este año. La Liga mantiene el pulso en cabeza, mientras por debajo se define poco a poco.

El carrusel

Las mejores canciones también tienen su final

Juanfran ejemplifica lo global de este país. Es valenciano, se forjó en Madrid y ha encontrado la plenitud laboral en Pamplona. De norte a sur. De este a oeste. Ayer concluyó esa última etapa con un buen partido ante el Getafe. Ídolos anónimos como él hay muchos y se merecen esos pequeños momentos de gloria como el que ayer le tributó el Reyno de Navarra. Al final del encuentro, en medio de la indiferencia de un 0-0, el extremo sintió el cariño de una afición que sufrió y se alegró por él durante sus cuatro temporadas y media como rojillo. Su nuevo horizonte es el Atlético, pero ayer cerró este ciclo osasunista con la dulzura de las grandes baladas. Y es que toda bonita canción tiene un final.

El Málaga ya tiene un general en Demichelis

El Málaga ha encontrado un capitán general este invierno. Demichelis ha llegado para dictar su autoridad desde atrás. El argentino siempre fue un mariscal sobre el campo, desde sus inicios en River a su etapa en el Bayern. Frente al Athletic remarcó ese liderazgo con un gol y un buen partido, aunque fallara en el empate final. Nunca fue una vida fácil la suya. Su madre murió cuando era niño y tuvo que criarse únicamente con su padre, que le mantuvo gracias a la tienda de mascotas que posee en Justiniano Posse. Martín aún se emociona cuando acude allí. Dicen que incluso visita en solitario la tumba de su madre. A ella le debe, cuentan, ese carácter guerrero que le caracteriza.

Efectos secundarios de errar un penalti

La guerra psicológica en el fútbol se observa de la mejor manera posible en los penaltis. La casi obligación de marcarlos por parte de los lanzadores puede servirles de insalvable losa en caso de fallarlos. No es fácil sobreponerse tras errar uno. Sobre todo cuando queda mucho partido por delante. Mata sí pudo hacerlo ayer. El asturiano se encontró en semejante tesitura en el derbi valenciano ante el Levante. Corría el minuto 26 cuando tiró a las nubes una pena máxima. Sin embargo, lejos de venirse abajo, en vez de desaparecer y ser sustituido discretamente en la segunda mitad, el zurdo se rehizo de forma loable y fue el mejor de su equipo. Tanto, que después de ese fallo tiró un balón al palo en un precioso lanzamiento de falta y marcó el decisivo gol de la victoria en posición ilegal, al igual que ocurriera la semana pasada. Los hay que se hunden ante las adversidades y son incapaces de sobreponerse. A Mata le pasó lo contrario. Pocas veces antes un fallo había propiciado una reacción así, tan positiva.

El triunfo de Iniesta es el del ciudadano medio

El fútbol es tal negocio que sus protagonistas son como empresas. Los futbolistas se venden, se devalúan, se agotan. Mientras viven, deslumbran; cuando se retiran, desaparecen. Por eso es primordial mantenerse como persona igual desde el debut hasta la jubilación. Muy pocos lo logran, obnubilados por la fama y el dinero. Iniesta lo ha conseguido. No es ni mejor ni peor que antes. Ni más simpático ni más arisco. Es el mismo. El mismo que un día salió de un pequeño pueblo albaceteño con el sueño de ser el mejor futbolista del mundo. Hoy se prevé que pueda ser nombrado como tal con el Balón de Oro. Por el camino no dejó tatuajes ni vestimentas pioneras ni deportivos descapotables. No. Por eso su triunfo es el de todos nosotros. El del pueblo llano. El humilde.

El umbral entre vivo y cicatero

Jakobsen, el lateral zurdo danés del Almería, se llevó el premio al futbolista más ingenuo de la Liga al quedarse quieto en la jugada del 2-0 del Mallorca pensando que la tibia presión a la que le sometía Joao Víctor se mantendría igual. El motivo es que había un jugador mallorquinista tendido en el suelo. El debate de siempre, tirar la pelota fuera o no, se tradujo esta vez en un engaño por parte del jugador bermellón, que finalmente sí pugnó por la pelota cuando nadie lo esperaba. El brasileño confundió viveza con cicatería. Y entre iguales no debería ser así.

El destino como cruda condena

Portugal decidió prescindir en verano del joven mediocentro Edu Bedia y lo mandó cedido al Salamanca. En Santander se le acusó entonces de no confiar en los canteranos. Y ayer el destino también se cobró su deuda. Las muchas bajas obligaron al técnico a hacer debutar a otro futbolista de la casa, el chaval Ramón Arcas, como maniobra forzada. Los lesionados Diop y Tziolis y los enfermos Colsa y Lacen dejaron un hueco que el canterano se encargó de rellenar como pudo. No era Edu Bedia, pero representó su frustración.

De cuando la estrella corta y cose por igual

En pleno debate sobre la conveniencia de contratar un nueve o no, Cristiano demostró ante el Villarreal que con su entrega y fortaleza física zanja polémicas de cuajo. Llueva o nieve, con Benzemá o sin él, el portugués afronta su papel y el de tres compañeros más, si es preciso. No sólo por su carácter ganador, sino por la facilidad que tiene de acribillar redes contrarias. Ayer marcó de todos los tipos y maneras. Empujándola, de cabeza y tras revolverse. No es un delantero al uso porque tiene aspectos que le hacen más aprovechable una cuadra por detrás. Sin embargo, como referencia también rinde. Es la grandeza de esta estrella, que igual te pinta la casa que te arregla los plomos fundidos. Y eso es un lujo.