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Duelo Anti-Premier en Gijón: 55 faltas

En su día Mourinho ensalzó la labor de Mateu Lahoz en la visita del Madrid a Anoeta por dar continuidad al juego y no pitar excesivas faltas. Esa influencia de la Premier, donde se deja jugar mucho más, gusta al técnico portugués. Y en el fondo a todos los amantes del fútbol, que quieren ritmo, emoción, llegadas. Ayer, en Gijón, se vivió todo lo contrario. Paradas Romero detuvo el juego por faltas o manos en 55 ocasiones, récord absoluto de lo que va de Liga con diez interrupciones más que los hasta ahora líderes Zaragoza-Sevilla y Madrid- Osasuna. La Real supo aprovechar mejor esas intermitencias, pero en el fondo salimos perjudicados todos.

El talento culé encaja en la acera contraria

Los derbis entre Espanyol y Barcelona en juveniles tienen una repercusión tremenda en la Ciudad Condal. Una cuestión de honor para ambas aficiones, pero sobre todo para la perica. Sin embargo, más de un españolista podría ahorrarse disgustos al comprobar que muchas de las promesas culés acaban completando una exitosa carrera en la acera de enfrente, la suya. En los últimos tiempos ha ocurrido con Toni Velamazán, Jofre, los hermanos Óscar y Roger, De la Peña, Rufete y en la actualidad con Sergio García y Verdú. Éste último ha trasladado desde su llegada el pasado año el espíritu de toque que aprendió en La Masía. Y el Espanyol se aprovecha. Como en el Calderón.

La dulce obligación de jugar con dos delanteros

Emery es terco y estudioso como pocos técnicos, detallista hasta el más mínimo punto, orgulloso y metódico en todas susacciones, por lo que se presupone que cambiar el dibujo táctico de su equipo le ha debido costar horas de sueño, discusiones domésticas, vídeos y más vídeos que analizar. Pero dejar de lado el 4-2-3-1 y afianzar el 4-4-2 es lo mejor que podía haber hecho teniendo en cuenta la plantilla de la que dispone. Tener dos delanteros de la talla de Soldado y Aduriz obliga a alinearlos juntos. Ambos se compenetran con soltura, aprovechan los buenos movimientos, dejadas y desmarques del otro, y convierten al Valencia en un conjunto mucho más temible. Ante el Almería volvió a quedar patente. En compañía rinden más que separados. Es un hecho. Y Unai lo sabe.

La inusual tarea de suplir a Capdevila

El Villarreal jugó su primer partido de la temporada sin Capdevila, lesionado en la jornada anterior frente al Valencia y con el que no podrá contar a lo largo de tres largas semanas. La ausencia del lateral zurdo de la Selección no es una más. Ni mucho menos. Su equipo, y también el cuadro campeón del mundo que dirige Del Bosque, se ha acostumbrado a vivir sin un sustituto natural para él. Tal es la fiabilidad que ofrece y lo poco que se lesiona que su puesto es de los pocos que no se cubre con una segunda opción en la plantilla. Pero, como el resto, es humano y también se tuerce tobillos o se desgarra músculos. Por ello, el Villarreal tuvo que recurrir al joven Joan Oriol para suplirle en Zaragoza. El ex del Nàstic cumplió como se espera de él. Formado en varios clubes modestos de la Segunda B catalana, sus actuaciones en el filial han llamado la atención de algunos grandes. Y no es para menos, pues tiene el mejor espejo posible junto a él. Capdevila agota su carrera. Él hace despuntar la suya. Justo ahora. Justo en el momento preciso.

Webó simula a su amigo Etoo

Webó y Etoo son almas futbolísticas gemelas ?ada uno a su nivel, por supuesto? cameruneses ambos, buenos amigos, que saben lo que es triunfar en Primera y rehacerse de situaciones difíciles cuando les tocó afrontarlas. Al ex del Barça y ahora delantero del Inter le pasó con Guardiola. Pep le declaró transferible nada más llegar al banquillo culé y su respuesta fue marcar 30 goles como 30 soles. Como de una réplica se tratase, la situación ha vuelto a repetirse esta campaña con Webó. En verano fue forzado a aceptar alguna de las buenas ofertas por él, pero decidió quedarse y pelear por la titularidad. En los últimos partidos la ha alcanzado con goles como el anotado ante el Málaga, su cuarto en apenas un mes.

El padre de Miku y la influencia de Kubala

Miku aprovechó la oportunidad como titular que le brindó Míchel para marcar el gol de la victoria del Getafe ante el Sevilla. El delantero venezolano lleva tiempo buscando su sitio en España. El Valencia lo fichó con 19 años siendo aún una promesa y ha tenido que ganarse un puesto en Primera a base de cesiones de todo tipo, de Salamanca a Tarragona, del Alcoyano al Ciudad de Murcia. El venezolano ha sentido el fútbol correr por sus venas desde bien pequeño. Su padre, de nacionalidad húngara, le introdujo esa afición e incluso le llamó Nicolás Ladislao en honor a su gran ídolo futbolístico, el mítico Kubala. Probablemente nunca esperó que llegara al excelente nivel del antiguo jugador del Barça. Y no lo hará, desde luego. Pero al menos su hijo ha demostrado que es un delantero interesante. Para Primera y para el Getafe.

Los goles simbólicos también se celebran

Osasuna cayó en Bilbao tras hacer un buen partido y en la última acción del encuentro. Final doloroso, sin duda, que escoció aún más entre la afición rojilla por el hecho de que fuera un navarro, Gurpegui, el encargado de decantar la balanza contra el equipo de su tierra. Este hecho cobra una mayor dimensión por ser tiempos en los que Athletic y Osasuna se pelean por el control de la cantera navarra, cuestión de supervivencia para los primeros y osadía irrespetuosa para los segundos. El mediocentro de Pamplona, para más inri, celebró el tanto con la rabia de las grandes ocasiones. Hizo bien. Fue lo lógico. En los últimos años se han sucedido peticiones de perdón, gestos de tristeza y amagos de falsa depresión cuando se marcó un tanto de esta simbología. Pero el gol es celebración. Es victoria. Y merece un gesto.

El personaje: Valdez

Haedo Valdez tiene el aspecto, los rasgos y la flexibilidad de los indígenas guaraníes, capaces de escalar sobre empapadas rocas para tirarse con un salto del ángel desde cristalinas cascadas. Sus dos goles ante el Levante, en especial el segundo tras un acrobático remate de cabeza, confirman que la experiencia en la Bundesliga le confortó, pero mucho más lo está haciendo triunfar en la Liga. Eso fue precisamente lo que soñó siendo un niño en Ypané, cuando tuvo que dormir bajo las gradas del estadio para proseguir con su ilusión de ser futbolista. Afortunadamente, un ojeador del Werder Bremen le sacó de allí y en Alicante, años después, es feliz. Por si fuera poco, ha creado una fundación para que ningún niño pase por lo que él. Los goles, así, valen doble.