Victoria... de milagro

Al Tenerife le urge ganar y le importa poco cómo. No está para lo estético y sí para lo numérico. Tres puntos son oro y basta con sumarlos. Es lo que debió de pensar Mandiá al acabarse el partido de ayer contra el Alcorcón y ver los puntos volando a su casillero. Ganaron los suyos (ya es noticia) y lo hicieron de milagro, al cabo de un envite que más pareció una sucesión de sustos, un carrusel de ocasiones, una larga lista de balones que parecieron entrar. En un envite vivo, trepidante, mereció más un Alcorcón que opositó a los puntos con tanto vigor como lo hizo su rival. Si se fue de vacío fue de casualidad. Por los centímetros que le faltaron a un balón de Mora para ir a la red y no al larguero; por la aparición providencial de Melli para mandar a córner un disparo de Sanz, o por tantas pelotas que se fueron al limbo sin se sepa bien por qué.

Esta vez desafortunado hasta el infinito, se fue el conjunto madrileño sin marcar y la derrota como castigo. El resultado, inmerecido, es imprescindible para este Tenerife que hace del sufrimiento virtud. Es meritorio que haya llegado el cuadro insular a estas alturas casi sin victorias pero sí con entereza, firmeza, voluntad y ganas. La ansiedad lo aprisiona pero no se lo come, ni puede con él. Y ahí está, tan peleón como su afición, lo único de Primera que ahora le queda.

Con todos los problemas que se amontonan sobre el Tenerife, ya tiene su valor que compareciera ayer con tanto ímpetu. Al principio hasta intimidó al Alcorcón, que vio llegar hasta por dos veces con claridad meridiana a Nino y Prieto, ejecutores de ocasiones que no encontraron portería. Fue sólo una declaración de intenciones ante un partido maratón. Largo camino esperaba a los anfitriones hasta la victoria y empezaron a adivinarlo cuando, en medio de su dominio total, atisbaron también ocasiones visitantes. No iba a ser el partido de color de rosas y así se supo en las filas insulares a medida que pasaron los minutos y no llegó el gol. Y no fue por falta de aproximaciones al área rival.

La segunda mitad varió el guión. Ricardo, el mejor de los locales, atinó con un pase de categoría y asistió a Nino para que marcase gol. La película cambió. Eso sí, tal vez como nunca nadie habría imaginado. El 1-0 se tradujo luego en tres puntos pero, antes, multiplicó los nervios. Ya no volvió a sentirse el Tenerife tan cómodo como en la primera parte y, es más, hasta dio un paso atrás.

Anquela.

Las permutas de Anquela llevaron al Alcorcón cerca de Aragoneses y el partido se hizo flan. Con el Heliodoro al borde de un ataque se vio un carrusel de ocasiones, y de todas ellas ni una sola con recompensa de gol. Pero el partido murió así y el Tenerife lo agradeció al máximo.

Apoyo de Melchior

El presidente del Cabildo Insular, Ricardo Melchior, estuvo con los jugadores blanquiazules en el hotel de concentración del Tenerife y les alentó para conseguir la victoria. Luego, la respuesta del equipo no pudo ser mejor.