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Liga Adelante | Tenerife 1 - Elche 0

Natalio cambia el rumbo

El Tenerife consigue la victoria en el décimo intento

Manoj Daswani
<b>PRIMER TRIUNFO. </b>Josmar Zambrano, titular ayer, ayudó a lograr el balsámico triunfo del Tenerife que le permite salir del último puesto.
PRIMER TRIUNFO. Josmar Zambrano, titular ayer, ayudó a lograr el balsámico triunfo del Tenerife que le permite salir del último puesto.acan

El Tenerife se encomendó a todos los santos a pocas horas de la noche de Halloween y el asunto se le puso tenebroso. Fue un hueso duro de roer un Elche que tal vez mereció más, autor de una segunda parte donde llevó inquietud y dudas a la acera blanquiazul, necesitada de un triunfo que se celebró tanto como una Copa de Europa. Fue milagroso. Quizás cuando más cerca estaba el envite de las tablas fue cuando irrumpió Natalio, de nuevo providencial, para llenar de puntos un casillero huérfano de alegrías. Si en Córdoba su aparición valió un empate, ayer fue significado de un 1-0 que sabe a dulce. Todo lo contrario que para el cuadro franjiverde, que sale de la Isla condenado por ineficaz. Es el de Bordalás un plantel solvente para la categoría pero muy falto de dinamita, así que no se entiende la suplencia de Ángel, ayer el más bullicioso de todos los puntas visitantes.

El partido nació agitado. Los tembleques del Tenerife, víctima de su falta de confianza, le atenazaron hasta el punto de que lo gobernó desde el principio el Elche. Mejor posicionado, con más argumentos y más pelota, el equipo levantino avisó desde pronto (2') en una contra que culminó Palanca (jugador interesante) con remate fuera. El choque era de ritmo rápido pero guión desordenado, una bendición para Josmar, protagonista por su titularidad inesperada pero justa. Requería el equipo canario una alegría como el desparpajo de este venezolano osado, capaz de regatear en una baldosa e inventarse una virguería incluso en el área más caliente. Su presencia fue la novedad de un Tenerife donde los nervios y las prisas no iban con él, presente casi siempre en las operaciones locales.

Desorden.

El encuentro, sin embargo, nunca estuvo donde querían los de Mandiá. Y eso que llegaron a los compases finales con la meta a cero, noticia de primera plana para un equipo frágil al que se le escapaba el tiempo igual que el criterio. Una segunda mitad donde empeoró mucho su imagen estuvo cerca de ver volar los puntos de un Heliodoro que rugió como siempre para luego ganar como nunca. La falta de fortuna de Ángel, la imperdonable ocasión desperdiciada por Pelegrín o la impotencia de Linares fueron síntomas de que había agotado el Elche sus cartuchos.

No así el Tenerife, que sin bajar los brazos y aún con fe en la victoria vio relucir a Natalio en su mejor versión hasta sacarse de la chistera un disparo con sabor a gol. Y a redención. Descorchada la alegría por ganar -costumbre olvidada- fue una manifestación de felicidad una grada que fue partícipe de la victoria en un Halloween que no fue de miedo. Las tinieblas las borró Natalio de la mente de los más de 15.700 aficionados tinerfeños.