Día 1: sólo 733 votaron el nombre del estadio

Tal fue la desidia que ni siquiera Jaime Rodríguez Sacristán, recién estrenado presidente, acudió a la inauguración del referéndum que se celebra desde ayer y hasta el sábado para ponerle un nombre nuevo al todavía estadio Manuel Ruiz de Lopera. A las 9:59, cuando el vigilante Paco abrió la famosísima Puerta de Cristales, no había un solo bético esperando a emitir su sufragio. A las 10:01 aparecieron dos señores, franceses despistados que querían entrar al césped y a los que Paco respondió con un correcto "Oui, Messieurs". A las 10:03, por fin, los dos primeros aficionados verdiblancos habían depositado su veredicto en una solitaria urna presidida por la también solitaria Ana Montilla, encargada de las relaciones públicas con las peñas y los hinchas béticos.

Apenas 733 socios votaron ayer, aunque se espera que el número vaya aumentando exponencialmente hasta las 16:00 del sábado, hora límite para aquellos que quieran elegir un nombre entre Benito Villamarín, Heliópolis, Ciudad del Betis u otro a escribir en las rudimentarias papeletas, sin sobres y sin cabinas que guarden el secreto, ofrecidas por el Betis para emitir el sufragio. No hubo notarios el primer día y no los habrá hasta que se abran las urnas, una vez concluida la votación. Tampoco existe ningún tipo de interventores que velen por la total limpieza del referéndum. El Betis, de hecho, notificó a las plataformas opositoras y a las peñas que podían mandar al estadio gente de su confianza, pero éstas ni siquiera han contestado.

Hay que recordar que el nombre deberá ser ratificado en Junta de Accionistas y que el Consejo del Betis pudo convocar el referéndum porque Oliver y sus consejeros se abstuvieron en la votación. El contrato de compra entre Lopera y Bitton Sport, la empresa del navarro, incluye una cláusula de penalización de 100 millones de euros en caso de que Oliver pretenda extirpar la leyenda Manuel Ruiz de Lopera de la fachada norte del estadio.