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Cardeñosa betis-valladolid un partido de ALTURA

Huele a Primera en Heliópolis

Emaná y Rubén vs. Jacobo, que no ha recibido ningún gol. Duelo de aspirantes al ascenso

<b>OBJETIVO BÉTICO: BATIR A JACOBO</b> Jacobo es el único portero de Segunda que no ha recibido ningún gol y espera, con la ayuda de sus compañeros, que su portería siga estando a cero. Con ese objetivo viajó ayer el equipo por carretera.

Aires de Primera en Heliópolis, no sólo por el caché de los contendientes sino también por la situación de ambos en la tabla, segundo contra primero, Betis ante Valladolid. Aires de partido grande porque ni la hora ni las playas de Cádiz o Huelva evitarán que en el estadio verdiblanco se junten menos de 40-45.000 espectadores, entradón que para sí quisieran al menos 15 clubes en la máxima categoría. Pero bla, bla, bla: nos encontramos en Segunda, aquel sitio incómodo bautizado para los restos por algún publicista del Atlético como "infierno". Tanto béticos como pucelanos no juegan por más, ni por menos, que tres puntos que ayuden a marcharse de aquí lo antes posible y hacia arriba. O sea, ascender.

A sus 36 años, benjamín en la categoría, Antonio Gómez le saca partido a la oportunidad y el reto de subir. El preparador madrileño aprendió junto a Benítez la capacidad de armar equipos con gran fortaleza defensiva y contragolpe eléctrico. Con tales armas se desenvuelve su Valladolid, ocho goles a favor (cuatro Calle y tres Guerra, pareja letal) y ninguno en contra. Hablamos del único equipo que mantiene su portería virgen en el fútbol profesional español junto al Depor y al Madrid de Mourinho.

Hablando del club blanco: Mel trata de darle a este Betis el aire de "Real Madrid de la categoría", etiqueta que le colocó el ya ex Lopera el año pasado y contra la que acabó por estrellarse. Los verdiblancos ganan seriedad y disponen también de dinamita arriba: Emaná y Rubén Castro.

'Derbi' para Gómez, que jugó en el Sevilla

Corto y discreto paso el que tuvo el actual preparador del Valladolid, Antonio Gómez, por el eterno rival de su enemigo esta mañana, el Betis. Pero paso al fin y al cabo, así que el entrenador madrileño vivirá hoy su pequeño y particular derbi. Fue en la temporada 96-97, cuando el entonces centrocampista del Real Madrid recaló en el conjunto sevillista como parte del traspaso del delantero croata Davor Suker por el club de Chamartín. Aquella temporada, los de Nervión, entrenados primero por Camacho y luego por el argentino Bilardo, dieron con sus huesos en Segunda División y Antonio Gómez abandonó el equipo camino de Albacete. Luego también militó en el Hércules, el Toledo y La Roda, donde colgó las botas.