Champions League | Real Madrid 2 - Ajax 0

Este Madrid huele a pólvora

Impresionante tiroteo del equipo blanco, que sumó 35 remates. Un autogol de Anita y otro de Higuaín decidieron. Cristiano no supera su ansiedad

Luis Nieto

Quizá el mundo mejor que promete Mourinho a partir de enero, cuando se acaben las obras en la plantilla del Madrid, esté más cerca de lo previsto. La cosa consiste en jugar cada partido mejor que el anterior, porque al fin y al cabo los grandes equipos se construyen a base de pequeños progresos. Y el Madrid de anoche estuvo infinitamente por encima del que abatió con sosería a Osasuna el sábado en ambición, entrega, intensidad y remate. El partido fue un descomunal tiroteo sobre un Ajax que anda muy lejos de su linaje, como si Cruyff, Neeskens, Rep, Krol, Bergkamp, Van Basten o Sneijder jamás hubieran estado allí.

El resultado explica mal la abrumadora superioridad del Madrid, aunque al menos agrandó la fama a Stekelenburg. Encajó dos goles en 35 remates. Vino con el ángel de la guarda.

El partido dejó algunas certezas. La primera, que es mejor jugar con un extremo que con ninguno. Di María es del oficio y Benzema no. Y con el argentino, incluso jugando a banda cambiada, el Madrid fue más vertical y profundo. El Fideo tiene la audacia y el regate del futbolista de barrio y si jugara en la izquierda resultaría igual de peligroso y seguramente menos reiterativo en el recorte hacia adentro para buscarse la izquierda. Siete balas gastó para no hacer blanco.

También quedó clara la jerarquía de Özil, que hace casi siempre lo que Guti hacía unos días sí y otros no. Ofrece zancada y pausa, la que necesita un último pasador. Va un segundo por delante de la jugada. El Bernabéu está loco por quererle.

Higuaín. El alemán le dio el segundo tanto a Higuaín, un delantero de encomiable terquedad por el que no cabe preocuparse. Buscó y buscó el gol sin caer en el desánimo por su falta de puntería hasta que el gol le encontró a él. El primero lo compartió con Anita. La UEFA se lo otorgó al holandés y él no lo discutió. Casi pidió perdón en lugar de celebrarlo. Luego hizo el segundo, a puerta vacía, y limpió su conciencia.

Pero antes y después fue una pesadilla para la defensa del Ajax. Mereció mejor suerte en una rosca lejana que le devolvió el larguero en uno de sus ocho lanzamientos contra Stekelenburg.

En el lado oscuro siguen Xabi Alonso y Khedira, que vienen a ser lo mismo. Al menos uno debería aceptar el papel de llegador de segunda instancia. Las estadísticas dicen que el alemán recorrió casi 12 kilómetros para no dejar nada en la memoria del público.

Y luego está el caso Cristiano, empeñado en ser un vendaval, en autoexigirse un papel de superhéroe que no necesita y que el equipo tampoco le pide. Disparó once veces, algunas en posiciones equivocadas esperando que el gol le redima no se sabe bien de qué.

En cualquier caso, su crisis de ansiedad quedó en asunto menor en un partido que el Madrid gobernó por tierra, mar y aire, sobre todo desde la izquierda, donde Marcelo se alargó mucho, aunque luego fue puntual para volver. A nadie más que a él puede ayudarle tácticamente Mourinho. El Bernabéu esperaba un anticipo de la gloria prometida y ya lo tiene.

Lo más visto

Más noticias