Vuelta a la realidad

Ganó el Betis el duelo de aspirantes al ascenso y lo hizo descabalgando récords y trozos de leyenda, su propia leyenda. Sí, importan los números: líder de Segunda y en dieciseisavos de Copa, cinco éxitos de cinco, primer equipo que le marca gol al Elche (dos) en Liga. Pero más relevante que la estadística emerge la percepción de que algo no funciona (tan mal) como siempre, de que a este equipo de currismo, cales y arenas, nos lo han cambiado. Habrá que preguntarle a Mel, o a Oliver, cómo en medio de tal maremagnum institucional, cortito de efectivos y tirando de cantera desesperadamente, cómo deja siempre la sensación de que puede ganar, y no perder, como casi siempre. Incluso en partidos para hombres, ante un Elche fajador y bien trabajado. Los de Bordalás, con Acciari en plan capitán, merecieron irse por delante en una primera parte en la que sólo le detuvieron Goitia y el palo. El portero bético le paró primero a Albacar una falta pegadita al poste, y luego agudizó aún más sus reflejos en un cabezazo de Linares. Al delantero le salieron pocas cosas, pues tuvo otra en el segundo tiempo, cuando aún se podía empatar. Pero la más clara fue de croupier Kike Mateo, que estrelló un derechazo desde 25 metros que repelió la cruceta. Mala suerte.

Cualquier otro Betis, reciente al menos, hubiera acabado la primera parte con el marcador en contra. No éste, capaz de sopreponerse y arrobar el protagonismo con uno (otro) buen volantazo técnico de su jefe. Cambio de cromos: Momo al banquillo, Beñat al centro del campo y mucho menos Acciari. Mucho más Betis. Asentado atrás, dispuesto a la contra. Rubén Castro aprovechó un pase largo, encaró y puso el remate picadito, impotente Caballero. 0-1 (55'). Igual pareció David Villa.

Groggy.

Poco acostumbrado (o nada) a jugar contra el marcador, groggy tras recibir su primer gol liguero, el Elche se deshizo. Caffa desaprovechó un remate a placer y un centro de gol fácil con el que hubiera matado el partido antes, sin esperar a que Linares cabeceara con peligro o Kike Mateo pusiera los últimos aprietos en último arreón local, con Bodipo demasiado gris.

Pero fue el Betis, fresquísimo, quien fulminó a los locales cuando tocaban a rebato aprovechándose de la expulsión de Nacho. Ejecutó Beñat, con un precioso friqui a la escuadra, en otra de las muchas virtudes que gotea en sus primeros y magníficos minutos con el primer equipo. Él, canterano rebotado del Athletic, del Conquense, casi del fútbol al que la gloria le salpica con 23 años, es la mejor metáfora de este Betis que parece haberse quitado el traje de Curro y se hace más líder. Mientras, el Elche vuelve a la realidad, tendrá que acumular más méritos.