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Osvaldo evita a última hora la derrota del Espanyol

El equipo de Mauricio Pochettino volvió a demostrar lo apuntado durante toda la pretemporada: es un equipo de futuro, pero demasiado blando.

En su último partido amistoso de la pretemporada el Espanyol se salvó de la derrota a última hora, de penalti y en el tiempo añadido, después de que un gran gol de Rubén Navarro le pusiese el partido cuesta arriba en la segunda mitad.

El equipo de Mauricio Pochettino volvió a demostrar lo apuntado durante toda la pretemporada: tiene trazos de buen equipo, juventud y buenas intenciones, pero le falta instinto para cerrar los partidos y aprovechar las ocasiones. Es un equipo de futuro, pero demasiado blando.

El Nàstic fue un equipo diesel, que comenzó rodando poco a poco, salpicado de jugadores jóvenes que probablemente no serán titulares en el inicio de la Liga, para ir ganando madurez a medida que transcurría el partido.

El equipo local fue capaz de contener los ataques del Espanyol durante la primera media hora, en la que el partido se desarrolló con calma, adormecido, contagiado del frío ambiente del Nou Estadi.

Una combinación entre Luis García y Callejón a la media hora de juego terminó con un remate al palo del futbolista andaluz, tras la duda del portero Moragón, que no supo detener el balón.

La acción despertó definitivamente el partido: Nàstic y Espanyol se liberaron y buscaron la meta rival sin miedos ni complejos, una tendencia acentuada en la segunda mitad, que se inició con una ocasión clara de gol a favor del Espanyol, tras un lanzamiento de falta de Javi Márquez, y otra aproximación de Callejón, a quien sólo le falta el gol para convertirse en un delantero de referencia para varias temporadas. Sus movimientos y sus decisiones son impecables. Su capacidad de remate, aún dudosa.

Aunque Kameni sólo estuvo en el campo diez minutos porque tuvo que retirarse lesionado, dolorido en su rodilla derecha, el Espanyol no acusó el carrusel de cambios y siguió desenvolviéndose con rapidez, apoyado en la juventud de jugadores como Manu Molina o Álvaro Vázquez o en la habilidad de Coro.

La entrada de Osvaldo en la delantera, sustituyendo a Iván Alonso, dotó al Espanyol de mayor capacidad ofensiva. El delantero argentino intimida a la defensa rival y tiene gol. Su competencia con Sergio García, el delantero del Betis que jugará en el Espanyol, será uno de los alicientes de la temporada.

A Mauricio Pochettino también le preocupan las carencias en el eje de la defensa y en el medio centro: probó a Forlín en ambas posiciones y no hizo jugar a Moisés Hurtado, cuyo futuro parece estar ya mucho más cerca del Olympiacos que del Espanyol. Tampoco actuó el primero de los dos fichajes del club para esta temporada, Jesús Dátolo, aún inédito.

El Nàstic, con otros frentes abiertos, siguió buscando sus puntos de referencia para iniciar la Liga el próximo sábado, en Las Palmas. Con Morán y Rubén Navarro en el campo, el Nàstic ganó solidez y veteranía, aspectos básicos para sobrevivir en Segunda. El fútbol del equipo de Luis César Sampedro no enamora, pero su juego es consistente y con buenos cimientos.

Su mejor oportunidad llegó poco antes de la media hora, precisamente de la mano de Navarro y Morán. Desde la frontal, ante las dudas de la defensa del Espanyol, Navarro intentó superar sin oposición a Casilla. El rechace del portero quedó a los pies de Morán, pero el balón se fue al palo, rodó por la línea de meta y se alejó de la portería visitante.

Cuando parecía que el partido terminaría sin goles, Rubén Navarro rompió el marcador a balón parado con su quinto gol de la pretemporada. Lo hizo ejecutando magistralmente una falta escorada a la banda izquierda del ataque del Nàstic con un gran golpeo de rosca. La estirada de Casilla fue inútil.

Con el marcador en contra, el Espanyol no cambió su guión de partido. Mantuvo la posesión de la pelota, pero apenas inquietó a Rubén Pérez hasta el tiempo añadido, cuando una internada del joven portugués Rui Fonte terminó con un penalti de Mairata.

El colegiado no dudó en señalar la pena máxima y expulsó al defensa del Nàstic. Osvaldo, sangre fría, tiró el penalti con calma, golpeando suavemente con el interior del pie derecho, para igualar ''in extremis'' el partido y dejar a la afición local con la miel en los labios y evitar la derrota de su equipo.

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