Liga Adelante | Nástic 0 - Córdoba 2

Mazazo del Córdoba y el Nàstic que sigue KO

Triunfo andaluz en el regreso de Luis César a Tarragona

MAZAZO. La derrota de ayer ante el Córdoba por 0-2 certifica que el Nàstic necesita espabilar cuanto antes.

Después del 6-1 ante el Levante, se esperaba del Nàstic alguna señal de vida. Sin embargo, y para desgracia de su afición, ayer seguía en encefalograma plano. Planísimo. El Córdoba le ganó fácil, sin despeinarse, sin encontrar apenas oposición.

Luis César, que ayer redebutaba en el Nou Estadi, llevó a cabo la minirevolución anunciada durante la semana. Hasta cinco novedades introdujo en el equipo en busca de una reacción que no apareció por ningún lado. En general, fue un encuentro soporífero. No es que el Córdoba jugara mucho mejor que el Nàstic: simplemente fue más efectivo y más consciente de lo que se jugaba. Tras los habituales minutos de tanteo mutuo, los de Lucas Alcaraz avisaron en el 21' con un disparo al palo de Carpintero. Cuatro más tarde, Pepe Díaz fue más listo que el resto y, aprovechando una dejada, empujó el balón a gol.

Ese tanto incrementó los nervios locales y serenó los visitantes, claro. Lo que pasa es que al Córdoba la superioridad le sentó bien y al Nàstic, como una patada en el estómago. No atinó a reaccionar hasta el minuto 37, cuando José Mari (el mejor de su equipo) peinó un centro, obligando a Navas a lucirse. Al término del primer acto, lo dicho: 0-1 y el encefalograma seguía planísimo.

No varió demasiado la cosa en el segundo acto, si bien el Nàstic estiró sus líneas y el público supo reconocérselo. Se empezaba a generar el clima perfecto para remontar. Básicamente era garra y algunas gotas de amor propio, vamos los servicios mínimos de cualquier equipo. Pero cuanto más cerca parecía el empate (no por ocasiones sino por empuje) llegó el mazazo de José Vega, que desde fuera del área y con un poquito de suerte firmó el 0-2. Ahí, y aún a falta de 15 minutos, terminó el partido y llegó el momento de las conclusiones, que más o menos serían las siguientes.

Peligro.

Uno, el Nàstic se ha tornado un equipo vulnerable, cuando curiosamente podía jactarse de todo lo contrario: los equipos, con poco, le ganan. Y dos: sigue con la pólvora mojada. Luis César tiene mucho trabajo por delante: no hay duda de que terminará imponiendo su estilo, pero el tiempo apremia y hay que ganar, al menos, cinco partidos para salvarse.

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