Adiós a una racha en casa de once partidos invicto

El 3 de mayo del año que aún está en vigor, el canario Hernández Hernández cerró el último acta liguero correspondiente a los partidos de Liga que registraba una derrota del Córdoba en casa. En aquella ocasión, el beneficiario fue el Salamanca. Esa derrota propició dudas en el seno de la entidad blanquiverde. La sombra del descenso no estaba muy lejana y el equipo que entonces dirigía Luna Eslava se aprestaba a sufrir hasta junio teóricamente. Sin embargo, desde aquel día algo cambió en el estadio blanquiverde.

Y eso que la historia no fue fácil. De hecho, el siguiente compromiso del Córdoba ante el Levante empezó con un plante de 15 minutos de un sector de la afición, dolido por el 5-0 precedente de Vallecas. Ahí se vio el perfil imposible del Córdoba, capaz de sacar lo mejor en los peores momentos. Los blanquiverdes encadenaron tres victorias consecutivas (Levante, Las Palmas y Murcia), que les ayudaron a terminar el curso de manera holgada. De hecho, no hubo sufrimiento porque sobraron dos partidos.

Ese viento a favor fue heredado por Lucas Alcaraz. Con más o menos agobios, el Córdoba esta temporada se hizo fuerte en casa encadenando victorias sobre el Villarreal B, el Celta y Las Palmas. Una serie de seis partidos que se truncó con el empate del Nàstic, si bien no tardó mucho en enderezar su camino en los partidos contra el Huesca y el Salamanca. Curiosamente, ante los charros firmaron su mejor actuación y su último triunfo. Después, el Girona y el Hércules avisaron en dos encuentros cortados por un patrón muy similar y que acabaron en empate hasta que apareció el Albacete. El cuadro de Julián Rubio cortó una racha de once partidos sin perder en casa.