Soldado, a golpe de gol

Una goleada, aunque sea ante el colista, siempre es bienvenida. El 5-1 proyecta al Getafe a la tranquilidad y los únicos nervios son los que da el pensar que no es un disparate soñar con Europa.

El Getafe salió con la idea de que podía ser un gran día. Y lo fue, pero lo cierto es que el partido acabó diametralmente opuesto a como empezó. De inicio jugó mejor el Xerez, Soldado estaba fallón, quien marcaba goles era el equipo andaluz y el Getafe era silbado por su público.

Todo cambió en una jugada, el penalti de David Prieto a Parejo. Ahí el Xerez se quedó con diez, encajó el 2-1 y perdió el horizonte. Le servirá de lección. A escasos segundos para el final no se hacen penaltis, y cuando no sepas que hacer quédate quieto.

Antes había marcado el Xerez su primer gol en Primera a domicilio. Se podrá recordar por histórico, pero nunca por bello, porque primero falló Ustari y luego remató Aythami con la nuca, sin mirar y casi sin querer.

Con viento a favor, en la segunda parte se lanzó el Getafe. Mandó Casquero, brilló Parejo y Soldado terminó haciendo agüjeros la red de la portería de Renán hasta firmar un nuevo hat-trick. El Xerez, en cambio, era una lágrima. Encajaba un gol y parecía pedir que le hicieran otro. Así se llevó tres en tres minutos, del 57 al 60.

El Getafe no quiso hacer sangre y dejó pasar la última media hora. Había cumplido su objetivo de lograr la segunda victoria consecutiva. Del Xerez no quedó ninguna lectura positiva. No se hace raro no verle ganar, lo que extraña es que lleve siete puntos.