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Fernando Marqués

"Éste es mi último tren y no voy a fallar"

Fue el último en llegar y lo hizo a prueba. Dos amistosos, con Cassà y Girona, convencieron a Mauricio Pochettino de que merece la pena jugársela con Marqués. Procede del fútbol griego y aquí jugó antes en Rayo Vallecano, Racing de Santander y Atlético de Madrid. Atentos a él.

Tomás Guasch
Fernando Marqués

Usted arrastra una leyenda negra: condiciones sobradas y poca cabeza.

De jovencito cometí errores, es verdad.

Tiene 24 años, cuando dice jovencito será anteayer...

Sí, eso es lo bueno, que tengo tiempo para recuperar lo que pude haber perdido y lo voy a hacer. Sé que me equivoqué, lo asumo y lo aparco porque sé que he madurado y soy otro.

¿Cuál fue su error capital, Fernando?

Un exceso de ambición, sobre todo eso. No supe asimilar el banquillo, era un chaval y me veía capaz de jugar siempre. Y no es así, claro. También pienso que mucha gente habló por hablar, es frecuente que se pontifique sobre la vida del prójimo sin conocerle. Todo eso pasó. No maté a nadie, hice cosas que no debía por esa impaciencia, pero aprendí, se lo aseguro. Y quiero callar alguna boca...

Le vino bien salir fuera, estos casos dos años en Grecia, seguro.

Sí, sin duda. Fue una experiencia interesante en todos los sentidos y la que me abrió la puerta del Espanyol.

Qué le trajo a prueba. ¿No se resintió su ego?

No, no me importó porque confío en mis posibilidades aunque es cierto que una prueba es un compromiso serio porque en una semana es difícil ver a un jugador y más, si como fue mi caso, llegaba sin hacer la pretemporada. Disputé dos partidos, ante Cassà y Girona. Me la jugué y salió bien.

Pochettino nos dijo que le miró a usted a los ojos y vio algo. ¿Qué fue?

Mis ganas, sobre todo debió ver eso. Sé que este es mi último tren para triunfar en el fútbol y no voy a fallar, estaré a la altura. Por responder a la confianza que el míster ha puesto en mí, por el club y por mi gente. Soy consciente de lo que me juego y repito, me siento maduro para hacer bien lo que sé: jugar al fútbol.

Tiene novia, eso acostumbra a ayudar.

Sara se llama. No me acompañó mucho estos años porque estudiaba en Madrid. Pero ayuda, claro que ayuda. Y también que uno no tiene ya 18 años... Mire, firmé por un año con opción a cuatro más y mi propósito es que nos sigamos viendo ustedes y yo durante muchísimo tiempo.

¿Y esos tatuajes?

Una virgen, el nombre de mis familiares... Yo soy muy creyente y me los hice para que me dieran esperanza, no para que me ayuden: he aprendido que la ayuda te la debes dar tú mismo.

No hace mucho, y hablando de esperanza, la del Atlético fue una delantera con usted y Fernando Torres.

Sí, llegamos a jugar juntos un par de veces, era facilísimo: le dabas la pelota al Niño y él la hacía buena... Yo empecé en el Rayo Vallecano, pasé al Racing y después estuve en el Atlético de Madrid, en dos etapas. A Pepe Murcia, entrenador entonces en el Calderón, le debo mucho pues confió en mí. No pude quedarme allí, quizá llegué demasiado pronto. Pero lo di todo, esa certeza siempre la tuve.

Igual con más continuidad su vida hubiese sido otra bien distinta.

Seguramente. Para cualquier futbolista es vital jugar seguido, sentirse importante y no es casualidad que mis mejores años fueran los del Rayo, sencillamente porque tuve minutos. Y eso fue lo que me llevó al Racing, aunque las cosas allí no me salieron bien. Yo estoy aquí para trabajar, para ayudar a los compañeros, para merecerme un puesto en el equipo titular. Llevo dos semanas en el Espanyol, cada día me siento mejor, más cómodo. Me recibieron muy bien y debo responder con la misma moneda.

Para el partido con el Real Madrid quedan ocho días. ¿Se ve en esa batalla?

¡Yo me veo siempre, ja, ja! Veremos cómo llego, qué piensa el míster. Pero jamás pensé que un partido me llegaba muy pronto; a mí el fútbol me apasiona demasiado...

Me dijeron el otro día que salida, la de Messi y después la suya. Y no fue su abuela...

No es bueno comparar y menos con Leo, que ha demostrado ya tantísimas cosas... y yo lo tengo todo por hacer. Las haré si soy capaz de ganarme el privilegio de jugar en el Espanyol.

¿En qué demarcación?

En el frente de ataque. He jugado a ambos lados, detrás del punta... Sabré apañarme. No está el mundo para pedir privilegios.

Fútbol por las bandas, velocidad, descaro, regate, lo que usted tiene.

Es que el fútbol debe ser abierto, mi idea pasa por tener buenos extremos, gente que con su rapidez y profundidad desatasque los partidos.

¿Cómo ha encontrado al Espanyol?

Aquí hay mucha calidad y se nota en el ritmo de los entrenamientos, en su intensidad. Falta demostrarlo en el campo. No conviene fijarse mucho en el partido de Bilbao, el equipo está mucho mejor ahora en cuanto a tono físico. Sufrimos aquel terrible parón en agosto por lo de Dani Jarque y se nota, ¡cómo no se va a notar!

El nuevo Madrid es ganable, claro.

¿Y por qué no? Esta Liga va a ser muy competida por más que si diga que Madrid y Barça están por encima por plantilla, por presupuesto. Pero a un partido... Pues eso, ¿por qué no? El equipo está trabajando bien, habrá partido, seguro que sí.

¿Y los compañeros?

La gente de arriba, mi competencia, tiene mucha calidad. Tamudo, Luis García, Corominas, Callejón... Gente con años en el club y en Primera, la mayoría. Mucha competencia, lo que es bueno para todos. Y atrás está este grupo de argentinos jóvenes, que van a ir a más porque condiciones les sobra... Para mí no hay duda alguna: el proyecto es muy bueno.

Tamudo se quedó...

¡Fenomenal! Es un jugador muy importante en este club y una alegría para todos que continúe. Yo llegué el último, pero me subo a ese carro... Fíese, amigo: en mí y en el equipo.

Me fío.