El trofeo Teide voló hacia San Sebastián

El Tenerife ofreció ayer una pobre imagen en la final del trofeo Teide, que voló a San Sebastián merced a una actuación más completa de la Real Sociedad, superior en casi todo momento y mucho más entera que su adversario en La Orotava. Si bien los compases iniciales fueron de mayor protagonismo local, el equipo blanquiazul se deshizo con el paso del tiempo y cedió la batuta a su contrincante. Aún así, tuvo ocasiones de adelantarse el Tenerife, toda vez que en la madera acabó una gran oportunidad para Mikel y fuera de la portería un buen cabezazo de Culebras.

Muy superior especialmente en la zona de creación, la Real empezó a fraguar su triunfo en el momento que su mayor posesión de pelota se tradujo también en peligro para la portería de Aragoneses. No obstante, tardó en llegar hasta el inicio de la segunda mitad el gol definitivo, obra de Jonathan Estrada en medio de un monumental desconcierto de la defensa. No halló el Tenerife ni las buenas sensaciones del envite contra el Marino ni tampoco la voracidad de entonces. Sólo el empuje al que le obligó el resultado y las ganas que imprimieron al equipo las caras nuevas que ingresaron en la segunda parte pudieron evitar la igualada. Se fue la Real dejando un buen sabor de boca y un aroma inconfundible de candidato a todo, tal y como la entidad donostiarra merece. Y arrojó el Tenerife la sensación de estar a medio hacer.