LIGA BBVA | Última jornada

Multifútbol

La última vez que el Betis bajó a Segunda, hace nueve años, el Atlético y el Sevilla le acompañaron. Ayer, los verdiblancos volvieron a la categoría de plata. El Atlético, el sábado, se había clasifi cado para la previa de Champions. El Sevilla se ganó la liguilla hace ya dos semanas. Alguien no aprendió de los errores.

GRANERO DA LA RAZÓN A FLORENTINO PÉREZ

Florentino y Valdano han reforzado su idea de rescatar a Granero este verano, seguro. Su final de temporada le ha quitado el cartel de futbolista tan talentoso como frío e irregular. Sólo necesita que le acompañe el fútbol, y, con Míchel, el gusto por atacar regresó al Coliséum. Así que Granero decidió echarse al equipo azulón a la espalda. Ayer, el hábil canterano blanco culminó su metamorfosis y aprendió de un tiro (nunca mejor dicho) cuál es el secreto para ganar finales. Su gol vale una permanencia y un momento de gloria, unas botas de grandeza que calzarse para el nuevo césped que le espera, el del club más importante, el del Santiago Bernabéu.

TAMUDO SE MARCHA; YA NO SERÁ TAMUDO

Tamudo se marchó del Espanyol con un hat-trick, el calor de sus compañeros y la ovación cerrada de Montjuïc. El homenaje perfecto, justo y necesario. En cuanto vista otra camiseta que la periquita (hablan del Panathinaikos griego), el delantero de Santa Coloma habrá renunciado a ese título repleto de honor que significa convertirse en One Club Man, hombre que ha jugado en un solo club toda su vida, pero nosotros y seguro que la mayoría de los pericos se lo seguiremos adjudicando. Sin Tamudo, el Espanyol no será el mismo. Sin el Espanyol, a Tamudo ya no le reconoceremos en los campos, puede que tampoco por la calle. Tal vez debería cambiarse el nombre artístico.

EL FIGO DE LA HUMILDAD

Camacho no es el único madridista que ha contribuido a que Osasuna se haya quedado en Primera. Hay otro, se llama Juanfran. Tiene sólo 24 años, pero desde que debutara con el Madrid en 2004 no ha parado de significarse, no sólo por ser capaz de desequilibrar partidos, sino por su capacidad de liderazgo, de tirar del carro cuando vienen mal dadas. Así era en el filial madridista (apenas tuvo oportunidades en el primer equipo), así fue en el Europeo Sub-19 que ganó con la Roja en 2004, donde hacía de capitán. Así lo ha logrado esta campaña, a la que ha puesto colofón con el golazo que le marcó ayer a su ex compañero Iker. Le apodaron, por su destreza en la banda, el Figo de Crevillente, localidad alicantina donde nació. El Figo de la humildad, de las empresas duras que necesitan grandes corazones.

ABEL NOS DEVUELVE EL ESPÍRITU DEL DOBLETE

El Atleti sufría un problema de espíritu. Despedido Aguirre, la directiva rojiblanca apostó por algo más que un entrenador: un talismán, una imagen. Si alguien podía rescatar al Calderón del desencanto crónico y reinstaurar el estado de euforia ese era Abel. Resino volvió al Manzanares para vengar su propia historia. Él, de portero, puso los cimientos del último gran Atlético, el del doblete, pero se marchó al Rayo antes de que comenzara aquella campaña 95-96. Quienes dudan de su continuidad esgrimen los titubeos con los que el equipo se movió al principio, o la amargura de noches como la de Santander. Pero no existe revolución sin lágrimas, ningún gran cambio se vivió sin dolores ni sangre. A base de fe, Abel lo ha conseguido. Se ha ganado la renovación. Y quizá, con él, regrese al Atleti algo más que un espíritu. Regresen los títulos, por qué no soñar con otro doblete.

EL PERSONAJE: LOPERA

Aquellos que no viven el Betis a diario no imaginaban que sería los verdibalncos quienes bajarían a Segunda. Los béticos, sí. Por eso lo arroparon sin fisuras, 55.000 almas animando sin descanso. Sólo se notó una ausencia, la del dueño del club desde hace 17 años, Lopera. La falta de salud, según él, le impidió acudir al palco cuando más lo reclamaba su gente, para que diera la cara en caso de desastre o sonriera aliviado si llegaba la salvación. La falta de salud ha sido la que ha condenado al Betis, un club con el gimnasio oxidado, el césped de la ciudad deportiva calvo, sin equipo de preparadores físicos, en el que se paga multa por regalar camisetas. Un club cuya estructura no se acomodó a los nuevos tiempos, que sigue funcionando como una empresa familiar o una entidad de Tercera, igual que la penúltima vez que descendió. Entonces, hace nueve años, el Atlético y el Sevilla le acompañaron. Ese Atlético que el sába do se clasificó para la previa de Champions, ya van dos años seguidos. Ese Sevilla que jugará la liguilla por segunda vez, como dos UEFAS tiene en sus vitrinas. El Betis, por contra, llevaba cuatro años jugueteando con el descenso. Y otra vez descendió, demostrando que alguien no supo o no quiso aprender de los errores.

Valerón y un Depor europeo

No se tirará de los pelos porque no tiene, pero seguro que Lotina se arrepiente ahora de no haber hecho titular antes a Valerón. Con él, el sábado, el Depor recuperó el brillo. Este equipo sin UEFA podría haber aspirado al cielo con más protagonismo del canario.

Aguirre: el cambio afortunado

Pedro León, la estrella de este Valladolid, se lesionó y las alarmas saltaron en Heliópolis: pasó al revés. Su sustituto, Aguirre, un futbolista que ha jugado poquísimo este año, fue el que metió el gol que les dejó en Primera.

Un Sevilla 'argentinizado'

Perotti selló el gol de la Champions sevillista ante el Depor y ayer marcó Armenteros, otro canterano de nacionalidad argentina. Ése es el carácter que quiere Jiménez, aquel lateral con alma canchera. Ellos son el futuro de un Sevilla argentinizado.

Michel pide la pelota con el descaro de una estrella. Tiene madera, y futuro. Él y Pablo Hernández han sabido a azucarillos de otra temporada agria en Mestalla.

Cani afinó su gran diestra y el Villarreal no ha echado tanto de menos a otro enfant terrible, Cazorla. El Madrigal sueña: con Santi recuperado, Cani será aún mejor.

Lo más visto

Más noticias