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Liga Adelante | Las Palmas

Alarma en el club por la deserción de aficionados

Los 7.340 espectadores del sábado, tercer peor registro histórico del estadio

Ignacio S. Acedo
<b>CON LOS DEDOS DE UNA MANO. </b>La parte baja de la grada presentaba este aspecto instantes antes de que comenzara el partido con el Huesca. Se cuentan ocho espectadores.
carlos díez-recio

Uno de los daños colaterales más temidos de la trayectoria errática de la Unión Deportiva concierne a su tejido social. Agotados los campos semánticos para aludir a la fidelidad y valía de la afición grancanaria, el fenómeno de la desertización está haciendo presencia en el estadio. No ayuda el cartel de los rivales y tampoco el escaso gancho que ofrece el equipo, pero la estampa de gradas precintadas con butacas vacías se ha consolidado esta temporada. Las medias de asistencia han bajado preocupantemente y el partido del pasado sábado ante el Huesca alcanzó la sublimación: los 7.340 aficionados que, según los datos oficiales, presenciaron el choque en directo, suponen el tercer peor registro histórico en Liga del coliseo de Siete Palmas en toda su existencia. Únicamente el encuentro frente al Terrasa de la temporada 2003-04, ya con el equipo descendido a Segunda B, que congregó a 3.883 fieles y la visita del modestísimo conjunto gallego del Negreira, el 18 de septiembre de 2005, con 3.802, quedan por debajo de este guarismo.

A la inapetencia del seguidor por seguir de cerca las evoluciones de su equipo se une un clima de descontento general que colabora en la deserción de la masa social de un punto de encuentro antes obligado cada quince días y que ahora ha quedado como emblema de una minoría. En el Consejo de Administración presidido por Miguel Ángel Ramírez preocupa, como no podía ser de otra manera, una circunstancia que repercute en la tesorería e imagen de la institución. Ya fallaron las previsiones en la captación de socios y abonados y, ante este panorama, en Pío XII cruzan los dedos para que el próximo verano, con la nueva campaña, no se recorte de manera sustancial la familia de afiliados. Porque hablar de un incremento en la nómina de seguidores inscritos parece una excentricidad.

Ramírez es sensible al pálpito de la grada y, aunque no se salga del protocolo y disculpe de manera sistemática este bajón ambiental, atribuye directamente a los resultados del equipo este déficit. Es más, en su intento por incentivar el efecto llamada del Gran Canaria ya anuncia un proyecto deportivo con mimbres y sustancia, tras otro curso en el que la mediocridad ha barnizado todos los rincones.

Centrado, por tanto, en construir una Unión Deportiva que pueda devolver la esperanza a su auditorio, no comparte la opinión de que es condición inexcusable prescindir de los servicios de Juanito para apuntalar su batalla por repoblar el estadio, aspecto esencial para cualificar objetivos. De hecho, ya se ha apresurado a confirmar que el director deportivo continuará, al menos, hasta la conclusión de su contrato, por lo que, aunque crezca y se haga notar la corriente de opinión que demande cambios de timón en el despacho responsable de fichar, no habrá relevo.