Liga BBVA | Recreativo

La plantilla une fuerzas para la final en Pamplona

Aitor: "El año pasado ya ganamos en situación parecida"

J. A. Cárdeno
lupe cejudo

Como si de un dejà vu se tratase, el Recre volverá a jugarse la permanencia prácticamente a cara o cruz en el Reyno de Navarra, donde la pasada campaña dio un golpe sobre la mesa que lo volvió a sacar a flote. La experiencia de entonces, aunque menos acuciante sí semejante, debe servir ahora de espejo en el que reflejarse para seguir manteniendo viva la llama de la esperanza.

Entonces, el equipo dirigido por Manolo Zambrano concurría a la jornada 31, tres menos que ahora, en zona de descenso con 33 puntos, los mismos que el Zaragoza, que marcaba la frontera de la salvación. El conjunto rojillo, con 37, uno menos que a día de hoy, preparó el encuentro como si de la fiesta de la salvación se tratase y de ello supo sacar provecho el conjunto albiazul. Le bastó un gol de Sinama para recortarle tres puntos a Osasuna, del que si situó a sólo uno, y volver a subirse a un tren de la permanencia.

Un acto de fe consumado que ahora está obligado a repetir, con más urgencia aún si cabe esta vez, en la que a diferencia de entonces, se halla a cuatro puntos de la salvación. De hecho, la plantilla albiazul, abatida tras el mazazo ante el Mallorca, ve la visita a Pamplona como la última oportunidad de seguir sobreviviendo en la lucha por la permanencia y albergar esperanzas de llegar con opciones a las dos últimas jornadas, ya que todo lo que no sea ganar supondrá poner pie y medio en Segunda. "Es un campo difícil, ya lo sabemos, pero no es imposible ganar", dijo Aitor Tornavaca, quien recordó que ya el año pasado "se ganó en una situación parecida" a la de ahora "y ese campo nos dio alas para la permanencia. Vamos a tener fe, esperar que el equipo dé la talla como lo está haciendo casi todos los domingos y que nos acompañe un poco más la suerte".

El capitán albiazul reconoció que el vestuario salió "muy mal, tocado" porque "era ocasión muy buena para ganar y salir de la zona de descenso". Sin embargo, la plantilla se resiste a arrojar la toalla y se sigue aferrando a las matemáticas. "Es una situación difícil, pero hay que mantener la cabeza fría, tener mucha fe y en estos cinco partidos hay que ir a muerte", señaló Riesgo, en tanto que Javi Fuego destacó que "no estamos muertos como ya nos dan algunos porque matemáticamente todavía hay opciones".

Las dos caras de la moneda

El Reyno de Navarra, antiguo El Sadar, ocupa ya un lugar destacado en la historia del Decano, que ha vivido allí las dos caras de la moneda. En Pamplona se clasificó en 2003 para la final de la Copa del Rey y allí mismo firmó allí hace ya casi una década uno de sus descensos más tristes. Fue en la 99-00, en la que el equipo entonces dirigido por Julio Fernández Peguero, relevo del destituido Alfonso del Barrio, firmó su descenso a Segunda B tras perder en encuentro que necesitaba ganar y aguardar a otros resultados y que sirvió al conjunto navarro para ascender a Primera División.

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