Liga Adelante | Zaragoza 4 - Sevilla At. 0

Los niños cantores de Hispalis

El Zaragoza goleó sin sudar al imberbe Sevilla Atlético, con un fútbol de corriente alterna

CELEBRACIÓN. Caffa, Songo'o y compañía festejan con Leo Ponzio el primer gol del argentino tras su vuelta al Zaragoza: fue el 2-0, culminado a los ocho minutos de partido.a. reyes / j. belver / j. aniés

De todos los encuentros que jugaba ayer el Zaragoza, el de La Romareda fue el más sencillo, aunque contenía una trampa para leones en la que cayó el equipo durante un buen rato: la complacencia. El Xerez y el Tenerife habían derribado de un plumazo ese argumento vitalista que se construyó el vestuario, y que conjeturaba un asalto a la cabeza aprovechando que los tres primeros jugaban fuera esta semana. Tal vez por eso (por sentir una punzada interior de derrota diferida en otros campos), y sobre todo por la temprana candidez del Sevilla Atlético, el Zaragoza equilibró la noche deprisa. En el primer minuto ganaba 1-0 y en el octavo, 2-0. Y luego recayó en el dolce far niente y le quedó una faena de números resonantes sin sustancia, un partido ni bien ni mal jugado, sólo que fláccido. Lo despertó una pitada y la mofa popular, a tiempo para redondear un cuatro, cifra en la que según acuerdo general comienzan las goleadas.

El Sevilla rindió sus pistolas de agua en el autocar y a los ocho minutos había encajado el 2-0 sin rechistar, como el que se traga una cucharada de aceite de ricino. Lo hicieron Arizmendi en un contraataque de Caffa (que le dio contenido a su intermitencia) y Ponzio en un libre indirecto en el área pequeña. Una jugada curiosa esta última, porque Redondo cortó un balón que iba para Arizmendi, en fuera de juego. Como el zaragocista no llegó a tocarlo, el asistente guardó el banderín y el corte derivó en cesión. Ponzio fusiló a los defensas en su paredón, con una bala rasante que entró en la portería como un buscapiés, a ras del suelo

Sin rival.

Por su mala cabeza, el Zaragoza llega a la primavera obligado a jugar tres o cuatro partidos por jornada: el suyo y los de aquéllos a los que tiene que arrancarles el ascenso de entre los dientes. Es una condena severa, pero justa dentro del orden natural del juego: trabajos forzados por lo que no se hizo en su momento. La resolución del 2-0 explica hasta qué punto el encuentro careció de las competencias necesarias para llamarlo partido de fútbol. Su línea argumental cabe en esos ocho minutos, y lo que siguió fue tan tenue como la resistencia de los muchachos del filial sevillista, que derivaron en jóvenes cantores de Hispalis. Sobre todo en el 3-0, tema interpretado por el portero Ruyales, con arreglos de Augusto Algueró: se comió una falta de Caffa, otra vez en el ajo, y Pavón aprovechó que pasaba por allí para cabecear a gol. El 3-0, precedido de la segunda amarilla al capitán Pablo, por cierto, remansó la crecida de pitorreo de La Romareda, que había empezado a corear las juveniles combinaciones del Sevilla Atlético con regodeo de olés.

Salvo por ese somarda pronunciamiento de la grada, que reanimó el fútbol para el 4-0 de Ewerthon, hubo más interés antes del partido que en el propio juego. Más chicha en la alineación que en el campo: un once con cinco cambios. La aparición de Toni Doblas en la portería fue lo más llamativo. Una oportunidad justa a la vista del decadente estado de López Vallejo. Lástima que este partido nos dirá menos sobre Toni Doblas que cualquier entrenamiento de la semana. Le tiraron un par de veces, aunque con muy mala intención, eso sí. Un remate de cabeza bombeadito ante el que Toni reculó, para desactivar sobre la línea la ponzoña de ese remate churrero, que iba buscando un ángulo imposible a gol. Luego sacaría otro disparo y tuvo que salir un par de veces a revolear la pelota a las tribunas, pero incidir en todo esto sería ponerse retórico. En realidad, a Toni Doblas le tuvieron que dar friegas en la espalda durante el intermedio para que no se quedara frío. Si el partido se juega en diciembre, ese hombre no lo cuenta.

Songo'o forzó la amarilla

El camerunés vio en el minuto 50 una amarilla que es la quinta de su ciclo de amonestaciones y, por lo tanto, no podrá disputar el encuentro frente al Xerez, el sábado próximo. En realidad fue una tarjeta forzada a sabiendas por el zaragocista, que está citado por Camerún para jugar la próxima semana y se iba a perder el partido. Impidió el saque en una falta y... listo.

Lo más visto

Más noticias