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Liga BBVA | Vigesimoquinta jornada

Multifútbol

'Jindama' mayúscula la del Barça, deshecho como un azucarillo en el Calderón gracias al Kun, a Forlán y a los propios miedos culés, alimentados por el cada vez más cercano aliento del Madrid en sus nucas. Más que temor, lo del Valencia es una autodestrucción constante: perdió en la UEFA y ahora ve alejarse la Champions.

Aguero
jesús rubio

El personaje: Agüero

Por internet circulan ya apuestas que especulan con el equipo en qué acabará y cuántos Balones de Oro ganará el hijo de Agüero ynieto de Maradona...Pero desde anoche ya no hace falta jugarse nada para saber el club que llevará en su corazón este Kuncito: el Atlético. Benjamín no pudo tener mejor bautizo futbolístico: un partido loco, con alternativas, en un estadio palpitante, que sufrió de lo lindo pero que acabó inmensamente feliz. Agüero, que como todos los genios hace algo de adivino, previó seguramente lo que pasaría. Por eso decidió llevarse a su recién nacido y brindárselo al Vicente Calderón. Luego, porque la paternidad significa compromiso, dejó en pañales a Puyol, Márquez y compañía. "¡Va por ti, Benjamín!", debió de pensar Papá Kun tras darle la noche al Barcelona y poner patas arriba, un poquito más, esta Liga loca, loca, loca. Por si no había quedado claro, el niño de Gianinay el Kun viene con genes futbolísticos y muchos goles bajo el brazo.

Víctor perdió, pero ganó a Guerrón

Hombre paciente, Víctor sabrá rescatar un bien del mal que le supuso perder en Almería: Guerrón. Más que sus internadas, sus tres remates o incluso que su gol, el momento que demuestra la recuperación del ecuatoriano es la celebración de su tanto. Todos sus compañeros, hasta esos tres o cuatro con los que ha tenido rifirrafes, acudieron a abrazarle con sinceridad. Guerrón llegó a España como un dios, tras ganar la Libertadores, pero la realidad le bajó a la tierra. Por eso se metió en tantos líos, verbales sobre todo. La humildad y el cariño han sido el mejor bálsamo. Haber perdido ayer igual hasta resulta bueno: así no se le subirá el gol a la cabeza.

Cazorla: un jugador del siglo XXI

El fútbol, también en crisis, necesita plantillas más concretas y jugadores más completos, capaces de jugar aquí o allí, de moverse con soltura por distintas partes del campo. Más verticalidad, menos artificio. Como Santi Cazorla, a quien bastaron cinco toques para marcar dos goles en poco más de 30 minutos. En el primero, se orientó, chutó y la mandó a la escuadra; en el segundo, se marchó de tres futbolistas con un recorte y un avance, y luego la puso al palo más lejano del bético Ricardo. Pellegrini lo coloca en la derecha, pero se trata sólo de un punto de partida: luego, Cazorla hace de siete, de ocho, de diez y de nueve. Es un futbolista del siglo XXI.

Proust, Guti y Curro

Guti nos regaló otro gol de los que abren los resúmenes, de los que convierten al superclase desaliñado en crack espontáneo, con la liviana fecha de caducidad del pan del día. Otra vez apareció un futbolista perseguido por los puristas del sistema, esos que no le perdonan al madrileño su falta de rigor táctico, pero cuando el balón rueda entre sus pies atendemos, esperando un conejo de la chistera. Por eso algunos le aman y otros le odian. Al debate contribuyeron los entrenadores unas veces, la situación del Madrid en otras y su manera de vivir la vida, siempre al límite, en la mayoría. Escribió Proust que ningún hombre es un completo misterio, salvo para sí mismo. A Curro, el torero, aprendimos a redescubrirlocada domingo. A Guti, que muta constantemente entre la villanía y la heroicidad, tampoco le despejaremos nunca la incógnita: es un misterio para todos excepto, seguramente, para él.

Palop, el portero que siempre estuvo allí

En el 88�, Toquero se plantó solo y Palop salvó el empate a dos. El portero sevillista se le hizo gigante; tal vez es así, mucho más grande de lo que nos parece a simple vista. Por encima de los Alves, Luis Fabiano, Navas o Kanouté, cracks que se fueron o se quedaron, el Sevilla equilibra sus momentos de titubeo en la figura del guardameta, con permiso de Iker, más decisivo de esta Liga y de las demás del continente. Palop marcó un gol de cabeza que mantuvo al Sevilla en el camino hacia su segunda UEFA; le detuvo al Espanyol varios penaltis en la final de aquel torneo; abortó un mano a mano con Güiza en el minuto 1 de la final de Copa que el equipo de Nervión ganó poco después... No hay partido en el que no se le recuerde alguna gran o pequeña heroicidad al meta valenciano. Palop siempre estuvo allí, hilo irrompible, red sobre la que cae el Sevilla cuando se tambalea.