La intervención apunta a los patrimonios de Trusam

El concurso al que se agarra Juan Manuel Trujillo para soltar lastre, el mismo que públicamente ha rechazado Jesús Samper podría volverse en contra de los actuales propietarios de la entidad. Sin llegar al extremo de declarar un concurso culpable, supuesto éste inhabitual en este tipo de procesos, que podría conducir a acciones de responsabilidad penal contra los dueños, sí que existen muchas probabilidades de que los actuales administradores llamen a capítulo a los empresarios madrileños y les obliguen a aportar las garantías necesarias, y sobre todo los cerca de 4 millones de euros, imprescindibles para cerrar la actual campaña.

Precisamente esta cantidad inaplazable pueda ser la causante del retraso en el acuerdo entre Trujillo y Samper, inicialmente previsto para esta semana y que todavía no ha cristalizado. Determinar quién pone el dinero para zanjar el curso 07-09 puede ser el último fleco por resolverse. Una situación muy similar se vivió en Las Palmas durante el proceso concursal del cuadro amarillo. Entonces los dueños del cuadro amarillo fueron obligados por el juez de turno a seguir aportando dinero.

En el caso de la entidad que ahora preside, de manera testimonial eso sí, Manolo Álvarez, con el astronómico flujo de dinero, con los muchos millones de euros de plusvalias generados durante el negocio y sobre todo, con el agravante de haber aprobado hace escasos meses el presupuesto del actual ejercicio, esta opción es más que probable.

Los acreedores, claves en todo el lío

En las próximas semanas los cerca de 250 acreedores de la entidad, podrían jugar un papel devisivo ya que en el supuesto de que alguno de ellos entienda que ha habido negligencia en la gestión incluso podrían apuntar con dirección a los patrimonios de los propietarios, superando las mínimas garantías legales que ofrecen las sociedades aninimas y también el mínimo capital de la SAD Real Murcia que, evidentemente, no alcanza para cubrir los 30 millones del concurso...Todo lo contrario a lo que sucede con los patrimonios de Trujillo, Samper y de las decenas de sociedades ramificadas que, todavía, tienen en común ambos.