Trujillo castiga al Murcia y pide la Ley Concursal

Después de 41 días en los que ha habido tiempo para asimilar que hay vida sin Samper, que sin Clemente todo funciona en lo deportivo, que renacen las ilusiones de la masa social con Guillamón en la presidencia y con el equipo encadenando cinco victorias consecutivas, la zozobra, los miedos y casi el caos vuelven al Murcia. ¿El motivo? La decisión del máximo accionista Trujillo (y por omisión de Samper) de solicitar al Consejo de hoy, como única solución posible (según ellos), su aprobación para acogerse a la Ley Concursal. Eso sí, siempre y cuando la jueza crea que se dan las circunstancias necesarias.

Trujillo entiende que la deuda de la entidad grana, situada ahorav mismo en torno a los 30 millones de euros, no ofrece otra salida. Y eso que hay posturas en contra, como la de los consejeros que creen que la decisión, con la temporada en marcha, conlleva un altísimo riesgo. Además, Miguel Ángel Cámara, el alcalde de Murcia, manifestó ayer en la SER su compromiso de poner los 3,5 millones necesarios para salvar la temporada.

Sin embargo, nada modifica una idea que Trujillo ya rumiaba desde que asumió el control el pasado 17 de diciembre. Visto el papel de comparsas de todos los consejeros, con Guillamón a la cabeza, ahora abandonan un club al que castigan sus dueños. Sobre todo por que la Ley Concursal, el concurso de acreedores de toda la vida, se ha convertido en estos tiempos de crisis en todo un clásico de los clubes españoles cuando cree que no hay otra salida posible.

Primero se solicita, luego es un juez el que decide si se da el escenario o no (se hace raro en una empresa que hace nada vendió el centro comercial Nueva Condomina por 350 millones de euros a un grupo inglés) y, si lo aprueba nombra un administrador, se abre un periodo de 15 días para que los acreedores pongan en conocimiento lo adeudado y a funcionar mirando con lupa cada euro que se gasta. Lo primero que se toca son los contratos de imagen. Luego vienen los despidos, ERES... Vamos, todo un drama para un Murcia que empezaba a respirar.