El Barça pensó en él antes que en Guardiola

En las antípodas de Javier Clemente. Tanto en resultados como en forma de ser. Del exhibicionismo mediático del anterior entrenador al perfil bajo de José Miguel Campos. Como futbolista, jugaba de líbero y no paso de Tercera. En el filial del Murcia, en el Imperial, coincidió con Quique Pina. Ya entonces ambos jugaban a lo que luego son: uno a presidente-fichador y Campos, a entrenador. Oficio en el que se curtió siguiendo el habitual trayecto que siguen los sin nombre: mucho campo de tierra, primero en la Tercera murciana y luego con éxito en el Real Jaén, Baza y con el filial del Real Murcia, al que el curso pasado subió a Segunda B y al que tenía, antes de ser llamado a filas para sofocar el fuego provocado por Clemente, en puestos de ascenso.

Estudioso del fútbol, también es José Miguel Campos un tipo supersticioso. En los cinco partidos que ha dirigido (y ganado) siempre ha aparcado su modesto vehículo en la misma plaza de párking de la Nueva Condomina. Ha repetido trayectos, traje...Todo igual. Jamás pisa el campo antes de los partidos, bastantes horas, eso debe pensar, le echa durante la semana. El Barcelona le tentó hace dos años para dirigir al filial que luego cogió Pep Guardiola. Ni defensivo ni temerario, se agarra a la lógica, al sentido común. A trabajar mucho y a poner a los mejores. Así es Campos el patrón del nuevo Murcia, el mismo que ya sueña con un ascenso a Primera.

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