Con lágrimas en los ojos, la voz entrecortada y un tono visiblemente mas airado que en anteriores comparecencias, Ramón Calderón anunció su dimisión como presidente del Real Madrid. "No soy un cobarde ni tengo nada que ocultar. Sigo jurando que es una solemne falsedad todo lo que han leído o escuchado. Ni directa ni indirectamente he tenido conocimiento de lo sucedido en la última asamblea del club", dijo Calderón, que esta vez compareció en solitario ante el numerosísimo grupo de periodistas. Su junta le escuchó desde la primera fila de la sala de Prensa del estadio Santiago Bernabéu.

"Contra la opinión de todos los miembros de mi junta directiva, he decidido ceder la presidencia del club a Vicente Boluda. Entrego mi cabeza, tan perseguida desde mi llegada, porque creo que ayuda a una masa social permanentemente alterada y convulsa por informaciones divulgadas con absoluto desprecio a los códigos morales. Me marcho con las manos limpias y la conciencia tranquila, y también con menos dinero y salud de los que traje, pero con el orgullo de haber servido al equipo más importante del mundo", aseguró Calderón. A continuación, añadió: "El éxito de quienes han buscado mi destrucción también es el triunfo de la injusticia y de la maldad. He cometido errores, pero no irregularidades".

También agradeció el apoyo de sus directivos ("con ellos he presentado las mejores cuentas en la historia del club, tanto en ingresos como en beneficios") y de los empleados ("he contado con su ayuda y su cariño"), y pidió el respaldo general "a la gestión del nuevo presidente y a los jugadores, auténticos profesionales, íntegros y comprometidos. Están en condiciones de ganar todas las competiciones". Calderón anunció que, en ningún caso, hará oposición a las posibles juntas entrantes: "Apoyaré a cualquiera que me suceda renunciando a actitudes obstruccionistas".

En la parte más emotiva de su discurso se dirigió a su mujer, Teresa, "capaz de sufrir y de aceptar con abnegación y cariño mis ausencias y problemas", y a sus hijos: "Ha pesado el acoso al que han estado sometidos y el sufrimiento que les ha producido. Han sido agredidos y calumniados, incluso utilizando fotos y datos personales de ellos". Y con un "gracias, Dios les bendiga", se despidió emocionado.