Multifútbol

El personaje: Hugo Sánchez

Destituido Arconada, la dirección deportiva del Almería manejaba dos opciones antagónicas: una, fichar a un estudioso; dos, traerse a un motivador. Y se decidió por lo primero. Llegó Hugo, con esa seguridad, esa provocación, esa manera de estimular a los propios y arredrar a los contrarios que llevaron su sello durante tantos años de goleador implacable en las áreas de Vallecas, del Calderón y de Chamartín. Llegó con la palabra "triunfar" saliéndole a borbotones por la boca. Y triunfó. Le ganó al Betis, victoria que sirve para espantar fantasmas y también para sacar refranes que esta campaña servían de papel mojado. Aquello de "entrenador nuevo, victoria segura"... Antes que Hugo, ningún recambio en los banquillos se había estrenado aún con victoria. El manito vencía por un estrecho 1-0, con cantada de Casto, portero rival, y también con dos palos que estrellaron los verdiblancos y tres manos a mano que Emaná y Nelson se encargaron de desperdiciar. Aparte de a un buen entrenador, el Almería ha fichado a un mediático, a un ganador con estrella. Y la suerte vale mucho más que las pizarras.

El gol en el Racing tiene nombre: Zigic

En el 65’, Zigic la paró en el muslo con ese desparpajo insospechado para un tipo de más de dos metros. Y la mandó a la red. Era su segundo gol de la tarde aunque Undiano (hasta los buenos se equivocan) anulara injustamente el primero de ellos. Luego, el espigado delantero serbio insistió, en busca de la reivindicación instantánea tras tantos meses triste y despreciado por la grada o por el banquillo del Valencia. Sesenta y cinco minutos le sirvieron para descubrir, o más bien descubrirnos, que aquel gigante con arte no se ha perdido, que siempre tenemos ocasión de volver a un tiempo y a un lugar mejor: el de Zigic está en el Racing; el del gol, en el Racing, se llama Zigic.

La chilena de Iraola, homenaje a Unzaga

Hace apenas tres meses que Talcahuano, un pueblecito de Chile costero al Pacífico, descubría una estatua en honor del futbolista bilbaíno Ramón Unzaga. A Unzaga, que se nacionalizó chileno, le atribuyen estos talcahuanos el primer gol de espaldas al arco de la historia, cuando jugaba con el equipo local, año 1914. Unzaga repitió la suerte con la selección de Chile y David Arellano, chileno de nacimiento, la popularizó en España durante una gira del Colo Colo. 94 años después de Unzaga, otro vasco (aunque guipuzcoano), Iraola, marcaba de chilena en San Mamés: ese estadio, tal vez, para el que algún bilbaíno exiliado tenía reservado inventar tan espléndida pirueta.

La humildad de Lass

Makelele se fue al Chelsea en 2003, y desde entonces el Madrid no ha dejado de buscar un futbolista tan eficiente en la recuperación. Setenta millones ha gastado en el empeño. Algunos como Gago y Gravesen no dan el perfil; otros simplemente no han estado a la altura, casos de Emerson o de, aunque a éste sí se le ven virtudes, Mahamadou Diarra. El malí se lesionó para varios meses y en su lugar desembarcaba este invierno otro Diarra, Lassana, solución de urgencia pagada (19 millones) a precio de crack. ¿Acertará Mijatovic? 77 minutos, los que jugó ayer el francés, sólo dan para juicios apresurados, pero opinar es gratis y ante el Villarreal, por qué no decirlo, Lass nos recordó a Makelele en la capacidad para recuperar el balón, pero también en la simpleza. Al contrario de lo que ocurre con el otro Diarra, éste no intenta pegar un pase de gol ni un regate de lujo. Lass no se complica en asuntos de creatividad. Roba la pelota y luego la entrega al que sabe. Combina la rapidez de una estrella con la humildad de un obrero.

Gudjhonsen, un ángel de la guarda para Pep

En realidad, Iniesta hizo sólo un cuarto de gol. La mitad pertenece al asistente de Velasco, que se tragó el fuera de juego. Y el otro cuarto hay que atribuirlo a Eidur Gudjohnsen, cuya posición ilegal facilitó la tarea al fantasista albaceteño. Hace unos días Gudjohnsen confesaba: "Guardiola me cambió la vida". Los hechos le apoyan: Pep abortó su marcha el pasado verano, y luego le ha mimado con muchos minutos en un equipo donde, más allá del trabajo sucio de Touré y Keita, no aparenta haber sitio para futbolistas de relleno. Pero Gudjohnsen parece algo más que un figurante: el sábado ayudaba a Iniesta y ante el Betis había marcado el 3-2 de la victoria. El islandés se convierte, en esos pocos momentos durante los que el Barça chirría, en un agradecido ángel de la guarda para Guardiola.