Liga Adelante | Nàstic 3 - Girona 0

La tarde de Víctor

El punta protagonizó la derrota más dura del Girona

DECISIVO. Medina abraza a Víctor ante la atenta mirada de Izquierdo y Redondo. El mallorquín fue el hombre del encuentro.xavi jurio

El Nàstic fue un águila y el Girona un gorrión, que no pudo alcanzar el señorial vuelo de los locales. Era un derbi y ambos se lo tomaron más en serio que de costumbre, aunque sobre todo los de Ferrando, que tenían que saldar la cuenta pendiente de la Copa. Se ha soltado este Nàstic que invita al optimismo y a soñar con otro ascenso, por mucho que la Segunda es tan surrealista como los cuadros de Dalí, un gerundense que estaría orgulloso de sus paisanos pese a la derrota de ayer.

El derbi fue intenso, un sinfín de idas y venidas en las que el Nàstic demostró mayor pegada. El primer tanto es un reflejo de la calidad que atesoran los grana. Diop, imperial y futuro jugador de Primera, robó un balón y lo abrió a la banda derecha. Jordi Alba, internacional Sub-21 y de sólo 19 años, recortó a Bernaus y puso un centro fuerte y poco preciso al corazón del área, pero ahí apareció Víctor, posiblemente el mejor nueve de la categoría, para remachar la jugada de cabeza. Era su tarde, como corroboró después con la obra de arte del tercero.

El Girona atacó con timidez y evidenció su falta de gol. Intentó controlar el partido en la primera parte, pero el Nàstic, sin tener más el balón, fue incisivo. Xumetra fue el único peligro visitante y Jito estuvo muy desacertado. Pasaron los minutos y el segundo tanto del Nàstic se mascaba, aunque llegó de la manera más injusta. Jose derribó a Mingo cuando iba a entrar en el área. Su espectacular y prolongada caída confundió al árbitro, que señaló penalti. Jandro no lo desaprovechó e hizo el segundo. Demasiado castigo para un Girona que no pudo levantar la cabeza.

Reacción sin gol.

Agné introdujo cambios y le dio resultado. Paco Esteban le concedio más verticalidad a un Girona que rondó el empate, aunque al Nàstic ya le apetece jugar con fuego: dejar que el rival ataque y para aprovechar su calidad al contraataque. A las ocasiones de Jito y Esteban les acompañaron las dos de Víctor, que pudo terminar el choque con más de un tanto. Mientras los locales atacaban con cañones, los visitantes lo hacían con balas de fogueo, un juego de niños para la defensa del Nàstic, inspirada ayer.

El Girona no bajó los brazos pero perdió ímpetu. Lo mejor del partido estaba por llegar. Víctor cogió un balón en el área y arrancó como un Ferrari, dejó a tres defensores atrás, levantó la cabeza y le cedió el balón a Gibanel para que le diera la sentencia al Girona. Fue un detalle de jugador de Primera. La expulsión de Medina, ilógica, fue una mancha en el gran partido grana. El Girona recibió la derrota más abultada, pero no todo es rosa en esta categoría. Seguro que Agné sabía desde el primer momento que la Segunda es como un cuadro de Dalí.

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