Fuera porque lo de ayer no le gustó demasiado, fuese porque no quiere relajación entre sus jugadores, lo cierto es que Josep Guardiola pretende que su Barcelona no se duerma en los laureles durante estos días navideños de vino y rosas. El técnico azulgrana dio marcha atrás en su primera decisión y comunicó a la plantilla que, contra lo que les había prometido, el día de nuevo año, el 1 de enero, tendrán que vestirse de corto y entrenarse en el Camp Nou.

Guardiola dirigió ayer, en La Masia, el primer entrenamiento tras las Navidades. Fue entrada la tarde (17:30) y dispuso de 17 jugadores, todos menos los cinco que tienen permiso para regresar el viernes y Touré Yaya, griposo. Fue una sesión más que nada física, dispuesta para quemar los excesos durante tantos días de asueto. De hecho, lo primero que hicieron todos los futbolistas fue pasar por la báscula para conocer su peso...

Fue tras el entrenamiento, sobre las 20:00, cuando Guardiola comunicó que no habrá ni un solo día de descanso para preparar el partido del sábado, ante el Mallorca.

Los ausentes.

El capitán del equipo, Carles Puyol, no le dio importancia a la decisión de Guardiola de dar más días de vacaciones a los cinco que volverán el viernes: "Todo el mundo en el vestuario lo ha entendido. Son jugadores que deben hacer grandes viajes y, como la temporada es muy larga, no pueden ir a ver a sus familiares".