Liga Adelante | Murcia 2 - Tenerife 2

Empate y gracias de un Murcia roto

Los grana, incapaces de mantener un 2-0. Los de Oltra rozaron el triunfo. La grada volvió a pedir la cabeza de Clemente. El Murcia, un mes sin ganar.

REMONTADA DESAFORTUNADA. El Murcia se volvió a dejar remontar dos goles a favor cuando tenía el partido encarrilado.

Como si se tratara de un diamante falso, el Murcia de Javier Clemente llegó a la última media del encuentro con una cómoda ventaja de 2-0, al final, el brillo 'de pega' dejó paso a la realidad, a esa que nítidamente dibuja que mientras el Tenerife es un equipo llamado, como mínimo, a pelear el ascenso, los grana (al menos bajo la batuta de Clemente) son un desastre de equipo. Pura ruina y un castigo para una afición que, a pleno pulmón, gritó "¡Clemente vete ya!" después de sufrir en silencio media hora de castigo, tras asistir impotente como este inclemente Murcia se convertía en un juguete roto en manos de un Tenerife que, cosas del fútbol, pese a venir desde atrás, pese a tener el choque perdido, no festejó el empate como un triunfo. Pocas veces en la larga temporada de Segunda los tinerfeños encontrarán un rival tan vulnerable como fue el Murcia.

Probablemente Oltra seguirá lamentando cuando estas líneas vean la luz la lamentable primera mitad de los suyos. De no haber partido con tanta desventaja, visto lo visto, la captura para los chicharreros y el castigo para los locales hubiera sido mayor. Para un Murcia que inició la matinal muy enchufado, tapando las evidentes y múltiples carencias de este bloque con casta, con agresividad y que se encontró, después de la primera jugada combinativa de Núñez y Capdevila (de largo el mejor grana) con un gol 'de oportunista' de Despotovic. Fue una luz en la que pocos- todo hay que decirlo- seguidores granas creían. Pese a su acarajotamiento, aún a pesar de verse abajo en el marcador, el Tenerife llegaba con peligro gracias a Kome (muy activo toda la mañana) y a Marc Bertrán. De hecho el lateral tuvo en sus botas el empate en el tramo final del primer periodo pero Elía lo evitó con una gran intervención. Con ventaja, apostando por un fútbol directo, casi con un fútbol de 'lotería', ese que busca del error puntual del rival o del acierto esporádico de alguno de sus puntas, el Murcia neutralizaba a un Tenerife que, pese a todo, dejaba traslucir que en el momento en el que Nino se metiera en faena iba a ir a por el partido. Y eso es lo que exactamente ocurrió. Aunque antes al Murcia le dio tiempo para coger mayor ventaja tras acertar Iván Alonso desde los once metros, después de que Estrada Fernández señalara penalti por manos canarias.

Quedaba media hora por delante, parecía que el diamante 'de trucho' iba a valer para coger aire, para ganar tres puntos... para ganar tiempo, pero como todos los trucos, y más con magos malos, la verdad se hizo presente. Los cambios, sobre todo el de Ayoze, le cambiaron la cara a un Tenerife que empezó a jugar, que sacó el libreto... y que también sacó al Murcia de Clemente del campo. Le sacó los colores. El gol de Nino segundos después de que el Murcia se pusiera 2-0 fue el banderazo de salida a un baño en toda regla. El que le dio el Tenerife al equipo de Clemente. Que sin fondo físico, sin estrategia, con un caos táctico tremendo, con una defensa inexperta, sacó lo peor (y es mucho decir) de sí mismo. Un minuto antes de igualar, Elía, que había atajado varios disparos de Kome desde la larga distancia, salvó milagrosamente un testarazo de Nino. Pero hay cosas inevitables. Alfaro empató y la contenida paz social estalló. El público, ese contra el que Clemente cargó en rueda de prensa, se giró al palco y estalló contra un entrenador que parecía sepultado por sus lamentables números y entregado sólo a sus numeritos. En pleno despiporre grana, en una secuencia que ilustra lo que es este Murcia de Clemente, Xisco Campos, presa del pánico, regaló la pelota dentro del área a Nino, éste no la pilló por poco, la pelota le llegó a Elía que, de nuevo víctima de los miedos, se la volvió a regalar a un Kome que ahí tuvo un partido que el Tenerife finalizó con un hombre menos tras ver Ricardo la segunda amarilla. Nadie reparó en ese lance, ya no había partido, no había Murcia. El partido se fue al empate y el Murcia se fue a negro. A la nada, al abismo de la mano de un Clemente que mantiene al Murcia en la UVI.

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