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El reportaje | La Quinta del Buitre cumple 25 años

"Cambiamos la ideología del fútbol español"

Ayer se cumplieron 25 años de la puesta en escena de la Quinta del Buitre. Sanchís y Martín Vázquez debutaron con el Real Madrid en Murcia (4-XII-83). Después llegaron Pardeza, Butragueño y Míchel.

Enrique Ortego
La foto por excelencia de la Quinta del Buitre.

Un periodista, Julio César Iglesias, puso la letra con un artículo en El País en el que reclamó la incorporación al primer equipo de lo que él denominó la Quinta del Buitre -cinco chavales del Castilla que se antojaban especiales cada uno en su perfil futbolístico- y un entrenador, Alfredo di Stéfano, puso la música y todo lo demás para que la letra tuviera razón de ser. Veinticinco años se cumplieron ayer del debut de dos de los componentes de la Quinta, Sanchís y Martín Vázquez, en Murcia. Pardeza fue el tercero. Butragueño, el cuarto. Míchel tuvo que esperar al año siguiente para dar el salto, ya con Amancio en el banquillo. Aunque en su caso más que el último se le puede considerar el primero porque dos años antes había jugado con el primer equipo en una jornada de huelga de los profesionales.

Estreno. En la cabeza de cada uno de ellos quedó grabado para toda la vida ese primer día. Unos lo recuerdan con más detalles, otros no tanto, quizás porque no pensaban que iban a ser lo que realmente fueron. Fue, en definitiva para todos, el principio de una gran aventura. Manolo Sanchís debutó con gol. "Antes del partido de Murcia ya había viajado cuatro veces con el primer equipo a principio de temporada y no me había estrenado. Volví al Castilla hasta esa semana que Jesús Paredes, que era el preparador físico de Di Stéfano, nos dice que Rafa, Miguel y yo vamos a entrenarnos con el primer equipo. Cuando llegó el sábado en la citación estábamos Rafa y yo. Hasta ahí lo afronté todo con cierta naturalidad porque no era la primera vez, hasta que llegó Don Alfredo hora y media antes del partido, cuando estábamos viendo el campo, y me dijo 'pibe hoy va a jugar desde el principio. Juegue como sabe'. Él era un entrenador de los que incordiaba lo menos posible en las charlas. Jugué en el medio campo. El gol fue a pase de Santillana, que me colocó el balón con el pecho y yo venía en carrera y la pegué bien. Precisamente esa noche había compartido habitación con él. Para mí era Don Carlos, un santo y seña del Real Madrid. Recuerdo su trato cariñoso con un niñato de 18 años. No tengo muchos más recuerdos especiales de ese primer día. Si acaso que al llegar al vestuario el encargado de material no nos dio la camiseta ni a Rafa ni a mí porque según él rompíamos el juego. Ni siquiera me acuerdo si llevaba el 6 o el 8. Nunca he visto ese partido otra vez. De hecho nunca me gustaba ver los partidos después. Ya me quedé en el primer equipo para toda la vida. Esa temporada jugué 17 encuentros".

Rafa Martín Vázquez debutó el mismo día. "Tengo grabado cuando me dijeron que al día siguiente entrenaba con el primer equipo. No dormí esa noche. Me preguntaba cómo sería mi entrada en el vestuario, cómo nos acogerían a mí y a Manolo. No podía pensar que ya sería para siempre. Nos sentimos cómodos desde el principio, pero yo no me movía, ni hablaba. No pensaba que fuera a estar en la lista. Viajamos en tren a Murcia. Mi compañero de habitación fue Isidro. Esa noche no pegué ojo, estaba nervioso. En la charla me enteré de que iba a jugar. Era una sorpresa tras otra. Reconozco que jugué bien. Ya me quedé en el primer equipo porque entonces había una cláusula que si jugabas diez partidos te quedabas fijo. Al terminar esa temporada me fui a hacer el Servicio Militar como voluntario".

Pardeza fue el tercero en dar el salto. Tuvo que esperar a diciembre. "Lo primero que quiero significar es que todo parte de la decisión de Di Stéfano. Manolo y yo no contábamos para Amancio y pasamos de no jugar en Segunda a entrenarnos con el primer equipo. Yo había estado ya una vez con el primer equipo en el 82, dos años antes, en el partido en el que debutó Chendo. Ese viaje a Murcia era un sueño para un jugador de la cantera. Estaba más contento que nervioso. También inquieto por ver la respuesta que podía dar y ansioso por no defraudar. Alfredo no me dijo muchas cosas. Tenía la gran cualidad de ser capaz de transmitir sensaciones sin ser muy explícito. No hablaba pero transmitía confianza. Lo que él hizo al hacernos debutar en Primera sin jugar en el Castilla fue una señal de confianza y fe en nosotros. A la temporada siguiente, Amancio subió a entrenar al primer equipo y me devolvió al Castilla. Ahí di un paso atrás justo cuando se estaban poniendo los cimientos del nuevo Madrid. Luego lo pagué con el tiempo".

Míchel juega con la experiencia de haber tenido dos estrenos en lugar de uno. "Para mí el debut fue el día de la huelga (11-04-82). Los profesionales se sumaron a la huelga y a Castellón viajó el Castilla, que entonces no era profesional. Fuimos en avión. El Madrid se estaba jugando la Liga y el Castellón el descenso. Ellos no secundaron todos la huelga. Era un equipo mixto. Estaba Racic, aquel portero yugoslavo enorme, Planelles... En nuestro banquillo se sentaron Boskov y Santisteban, que era nuestro entrenador del Castilla. Compartí habitación con Serrano, un chico de Albacete. Ganamos 1-2. Yo marqué un gol de penalti. Era la primera vez que me enfrentaba a un portero profesional. No me pude quedar con la camiseta del partido porque entonces no nos las daban".

"Amancio me subió al primer equipo y era el primer partido de Liga. Fue contra el Barça en el Bernabéu. El Barça de Venables que se llevó la Liga. Nos ganó bien (0-3). Lo que más me impresionó fue cómo se escuchaba el rugido del estadio desde los vestuarios. Luego hubo dos jornadas de huelga, parece como si las huelgas me persiguieran".

Butragueño rebobina y también viaja 25 años en el tiempo. "Fue el 5 de febrero en Cádiz. Me entrené toda la semana con el primer equipo menos el jueves que era el partidillo. El Castilla jugaba el sábado contra el Celta y cuando el viernes no me vi en la lista pensé que podía viajar a Cádiz, pero Alfredo no me dijo nada. Le dije a mi papi que preparara el viaje porque estaba convencido y no sé la razón de que iba a jugar algo. Marchó con mi cuñado. El equipo fue en avión a Jerez. Compartí habitación con Pardeza. No estaba nervioso. En el descanso perdíamos 2-0. Manolo Sanchís dijo en la caseta que le dolía la rodilla y no podía seguir. Alfredo sólo me dijo: 'nene calentá'. Todos sabemos que era hombre de frases cortas. Y me fui al campo yo solo a calentar".

Emilio estaba muy pendiente de su padre, que estaba en las gradas. "Luego me dijo que cuando me vio calentar pensó que iba a tener un debut nefasto porque íbamos perdiendo. Pero todo se arregló en la segunda parte. Alfredo lo único que me dijo es que me colocara por detrás de Charly (Santillana) y que la tocara. Poco más. No he visto nunca la segunda parte en vídeo porque no existe. Pero la tengo bastante en la memoria. Hice el 2-1 y el 2-3. En la caseta le pedí a Di Stéfano la camiseta y me la dio, que entonces no era lo normal. Cuando llegué a Madrid fui a TVE a Estudio Estadio, con Matías Prats. Entonces no pensaba que me iba a quedar en el primer equipo, ni pensaba que me fuera a dedicar al fútbol. Siempre he sido un poco inconsciente en ese sentido. No dramatizo. Me tomo la vida tal como viene. Intento ser práctico".

Hasta aquí, cómo los cinco vieron y vivieron ese primer día con la camiseta del Real Madrid. Ahora llega el momento de la reflexión y medir el significado que ha tenido la Quinta para el fútbol español y para ellos mismos. Míchel toma la palabra. "Creo que los dos momentos culminantes fueron aquel de nuestra aparición y ahora en el que estamos disfrutando lo que no disfrutamos entonces. La Quinta cambió la ideología del fútbol español, que estaba en un periodo de indefinición. Surgimos un grupo de jugadores jóvenes, de la cantera, que daban más protagonismo al balón, que demostramos que al fútbol también se puede ganar jugando bien, defendiendo como lo hacía Manolo, con los centros de Rafa, los goles de Emilio, los regates de Miguel... Eso era jugar bien. Ahora se reconoce todo aquello. Es evidente que tuvimos una importancia y no relativa en el historia del fútbol español y del Real Madrid. Sin ganar la Copa de Europa como Quinta, estamos en el recuerdo de la afición y tenemos un hueco importante. No estamos relegados por no ganarla... Debimos ganar aquella del PSV. Fuimos mejores a todos." Míchel reconoce que aquellos cinco chavales eran absolutamente distintos. "Éramos y somos amigos. Somos muy distintos en personalidad, gustos, costumbres, ideología, carácter. No creo que tengamos ni un solo rasgo en común. A Emilio le gustaba el fútbol desde la estadística y la participación. A Manolo y Miguel cuando pitaba el árbitro. Rafa tenía una gran facilidad para expresar todo lo que se le pasaba por la cabeza. Yo lo vivía todo más intensamente porque a mí el fútbol me ha gustado y me gusta desde todos sus ángulos. Muchas veces me he preguntado que sería de Emilio, de Rafa, de Manolo... en el fútbol actual. Lo que hacía Zidane yo se lo he visto a Rafa y lo que hacía Emilio dentro del área no se lo he visto a nadie".

Butragueño también lamenta no haber ganado aquella Copa de Europa 87-88. "Nuestro club es lo que es por sus nueve Copas de Europa, no por sus treinta y una Ligas. Entonces llevaba desde el 66 sin ganar ninguna y sólo con la final de París por el camino. Ese vestuario, no sólo la Quinta, rezumaba por volver a ganarla. Ese fue nuestro año. Éramos el mejor equipo pero nos faltó demostrarlo. Después ya vino el Milán. La ventaja que hemos tenido es que se nos recuerda por nuestro fútbol. Como a la Holanda del 74, a la Brasil del 82 que tampoco ganaron el Mundial, pero quedaron ahí, en la historia. A ese equipo, con la Quinta y otros grandísimos jugadores que estaban ya en el club y otros que vinieron por entonces se nos recuerda por las cinco Ligas, por las remontadas de las noches europeas. Nos consta que estamos en el corazón y la memoria del madridismo por nuestra manera de jugar".

Emilio quiere tener un recuerdo para Di Stéfano. "El Madrid llevaba cuatro años sin ganar la Liga. El Mundial 82 había dejado un aire de resignación y desilusión en el aficionado y Alfredo tuvo un coraje que no se ha destacado y valorado como merece. No había precedentes. Cuatro chavales a mitad de temporada, hacer a tres titulares. Tuvo un atrevimiento que no iba con la época. Fue decisivo. Con Valdano se hizo justicia por sacar a Raúl, pero con Alfredo, no".

Pardeza también cree que la Quinta supuso "un punto de inflexión para el fútbol español y creo que formamos parte de la leyenda más allá de por los títulos que pudiéramos conseguir porque cambió la sensibilidad y la forma de ver el fútbol. Yo, aunque me fui pronto, siempre me consideré parte de ese grupo. Me fui con una sensación de amargura, pero sin traumas. Llevaba en el club desde los 14 años. Mendoza no quería que me marchase pero era lo mejor para mí. No tenía posibilidades de jugar. Creo que cada uno tiene su destino y el mío estaba en Zaragoza".

Sanchís, como también lo hacen sus compañeros, extiende este homenaje a los otros compañeros. "Nosotros aportamos una forma de ver el fútbol un tanto inconsciente, veníamos de las divisiones inferiores, cuatro éramos de Madrid. Unos privilegiados de coincidir con compañeros que nos inculcaron los valores del Madrid. Nuestra trascendencia no se circunscribió sólo al ámbito deportivo, tuvimos una trascendencia social, teníamos el apego de la gente, caíamos bien por nuestro perfil, por la timidez propia de nuestra juventud. Siempre se dice que a la Quinta le faltó ganar la Champions, pero en cierto modo ellos la ganaron cuando yo gané las del 98 y 2000. Son un mucho suyas. Les llamé antes de salir del Amsterdam Arena".

Martín Vázquez cierra la conversación con una apostilla. "Llegamos en un momento muy puntual del fútbol español y también del país. Fuimos el foco de atención pero el fenómeno se extendió a otros clubes que también apostaron por los jóvenes. En el caso del Madrid el secreto estuvo en que nos respaldó un grupo de jugadores con experiencia y que nos hizo mejores. Nosotros fuimos muy afortunados".

Sólo juntos 21 minutos

Butragueño, Pardeza, Míchel, Sanchís y Martín Vázquez posaron en La Romareda cuando Pardeza ya pertenecía al club aragonés (31-X-92). Los cinco nunca jugaron juntos de titulares en el Real Madrid en la Liga. Coincidieron ocho minutos contra el Español (14-12-86) y trece contra el Barça (12-04-87). Sí lo hicieron en una semifinal de Copa en el Bernabéu contra el Atlético (3-2).

"Nene, detrás de Charly y tocála"

El futbolista que da nombre a la Quinta fue el tercero en debutar con el primer equipo en Primera. Fue en el Ramón de Carranza de Cádiz y sustituyó tras el descanso a Manolo Sanchís que se había lesionado. El Madrid perdía (2-0). Di Stéfano le mandó al campo en el descanso. "Nene, calentá" y después, sólo dos consejos. "Nene, por detrás de Charly (Santillana) y tocála, tocála". Emilio obedeció y marcó dos tantos (2-3).