Historia contra realidad

Cuando el Celtic aterriza en España, toda la parafernalia que le rodea es digna de envidia. Su historia, su afición, el sentimiento que representa, sus cánticos, hasta su camiseta es más bonita que ninguna. Pero cuando abres ese precioso envoltorio, la sustancia, la realidad futbolística es que no hay argumentos que sostengan tanta pose, el cuadro católico de Glasgow está lejos de los mejores del continente y el Villarreal sí pertenece a esa estirpe, a la de los que aspiran a todo.

Por eso el Submarino debe conseguir esta noche su primer triunfo en esta Champions tras la machada de salir intactos de Old Trafford. Ese estreno en Manchester nos enseñó que Pellegrini puede permitirse el lujo de rotar sin correr riesgos y que, si ante el United reservó a cuatro de sus mejores hombres, esta noche salga quien salga llevará al cartel de favorito colgado. De entrada, la posible titularidad de Rossi es una seria amenaza para el meta Boruc, que encima anda mareado con líos de faldas.

Pese a que la batalla de las gradas la ganarán los escoceses, que tomarán de forma pacífica El Madrigal pues se esperan unos 6.000, la mitad de ellos sin entrada, los puntos se suman por lo que pase unos metros más abajo y ahí, cuando hablamos del Villarreal, hay un dominador claro, máxime si juega en su feudo.

Fuertes. Los amarillos han conseguido blindar su casa, donde no caen en competición continental desde 2006 y donde en Liga no reciben un gol en los últimos nueve partidos. La pareja Gonzalo-Godín y su guardaespaldas Diego López están en un estado de gracia que desanima a cualquiera, máxime si se llama Samaras o Vennegoor, lejos del olimpo de los delanteros.

Pero si el Submarino anda fino atrás, arriba no desmerece y menos ante un rival al que se le atraganta la velocidad y la circulación rápida del balón. El Villarreal también presumirá esta noche de un punta al más puro estilo británico, pues cualquiera se imaginaría a Llorente como ídolo del Celtic Park. El ariete está en racha y con el suministro que le llega de Cazorla, Pires y Senna, puede ponerse las botas ante una zaga nada acostumbrada a sufrir, pues en su Liga le llegan con cuentagotas. Hoy, la realidad será bien distinta.

Llegan 6.000 escoceses, la mitad de ellos sin entrada

Como es habitual, el Celtic llega arropada por una marea de seguidores descomunal. Se espera que hasta Vila-real viajen unos 6.000 aficionados, de ellos 2.900 con entrada, mientras que el resto intentará hacerse con alguna localidad de última hora, pero aún así, muchos de ellos no entrarán al estadio. Pese a esto, no se esperan incidentes dado el carácter pacífico de los supporters católicos. Hay que recordar que desde 2004 las aficiones del Villarreal y el Celtic están hermanadas a raíz de una eliminatoria de la Copa de la UEFA y que las relaciones son excelentes. Por ello, y para tener controlados a la mayoría de los seguidores, se ha preparado la 'Celtic Party en Vila-real', una jornada que arranca a las 12:00 en el Casal de Fiestas de la localidad en el que se realizará una paella gigante, habrá conciertos y una pantalla gigante ofrecerá el partido a los escoceses sin entrada.