Primera | Zaragoza 2 - Atlético 1

El fútbol vuelve a La Romareda

Zaragoza y Atlético ofrecieron uno de los mejores partidos de la Liga, lleno de alternativas, espectáculo y buen juego. Simão adelantó a los visitantes, pero Pablo marcó en propia y Milito, de penalti, remontaron para el Zaragoza. Gran debut de Villanova en el banquillo maño.

Pablo Hernández
ESPECTÁCULO. Es la palabra que define lo visto esta noche en La Romareda.Diario AS

El partido fue de los que hacen afición, con el campo convertido en un correcalles, con los dos equipos pensando únicamente en la portería contraria. El Zaragoza salió como nunca se le ha visto esta temporada, tocando rápido y con intención, apoyado en la fortaleza de Luccin y en la lucidez de un hombre con el que no ha podido contar desde principio de temporada: Francelino Matuzalem.

Mientras, el Atlético aprovechó la resaca del partido contra el Barcelona, planteando un partido muy ofensivo. En la delantera, Agüero demostró que sigue en estado de gracia, y aunque hoy no fue capaz de marcar volvió a ofrecer una lección de cómo moverse sin balón o cómo cambiar el ritmo del ataque con el cuero en los pies.

Se hacía necesario un gol que rompiera el partido, que hiciera hervir la sangre un poquito más, cuando el balón fue a caer a los pies de Simão tras una buena jugada de su equipo. El portugués dibujó una rosca que se coló en la portería local pese a la estirada de César. La alegría le duró diez minutos al Atleti, lo que tardó el Zaragoza en recuperarse y forzar un córner que acabó en la red rojiblanca tras pifia tremenda de Pablo, que intentó despejar y marcó en su propia portería.

Matuzalem se presenta en sociedad

La segunda mitad siguió el mismo camino, el del espectáculo, aunque un poco más apagado debido al lógico cansancio. El que no se apagaba era Matuzalem, con las pilas más que cargadas tras seis meses sin jugar y con ganas de demostrar que el Zaragoza acertó con su fichaje, creando huecos para los delanteros -sobresaliente Sergio García-, moviendo el partido a su antojo y metiendo la pierna siempre que fuera necesario.

El partido se fue turbiando desde el minuto 70, cuando empezaron a volar las patadas y las tarjetas, aspecto en el que Ramírez Domínguez estuvo muy acertado. Fue entonces cuando llegó el gol decisivo del encuentro. Sergio García se internó una vez más en el área colchonera, regateó a su par y en un visto y no visto Simão le derribó por detrás. Amarilla para el portugués y penalti que convirtió Diego Milito en el 2-1.

Final tremendo

El gol no hizo sino enrabietar al Atlético, y los visitantes buscaron con empeño y casi encuentran el empate. Casi porque sus dos mejores jugadores, Forlán y Agüero, fallaron dos goles cantados en dos jugadas casi consecutivas. Primero, el uruguayo desperdició un mano a mano con César estrellando el balón en el cuerpo del meta; después, el argentino firmó una jugada marca de la casa, dejando atrás a un defensa tras otro, regateando al portero y finalizando la jugada con un pase, incomprensiblemente, en lugar de un disparo. Sobre la bocina, Reyes empalmó un chut venenoso que no entró de milagro.

Estos dos fallos sentenciaron al Atlético, pero los aficionados colchoneros no podrán sentirse decepcionados con el juego ni con la actitud de su equipo, aunque evidentemente lo estén con el resultado. Quizá lo más importante sea que la inyección de ilusión que traída por Manolo Villanova al Zaragoza no solo ha afectado al equipo, sino que ha contagiado a una afición que en la noche de hoy respondió de maravilla llenando La Romareda y disfrutando con tres puntos que dan mucha tranquilidad al equipo aragonés.

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