Abel, la clave en el renacer de un Murcia que ilusiona...

Aunque fue De Lucas el que marcó y, por ende, el que se llevó los honores y hasta 'la foto' de la celebración, en el día después al choque ante el Madrid de Schuster en el entorno murcianista había unanimidad: Abel y su fútbol de talento, de toque, de precisión resultaron determinantes en la captura y sobretodo en la mutación ofensiva experimentada por un equipo que ante los blancos volvió a mostrar su mejor cara. Esa que en el arranque liguero, tras el día del estreno ante el Zaragoza, ilusionó a una afición que ahora, tras unos partidos malos, después de arrancarle un punto al líder capitalino, vuelve a ilusionar a su parroquia.

En el día después, los foros de seguidores señalaban al sevillano como el futbolista clave. También ensalzó el míster grana, su labor a la conclusión del encuentro. Y los directivos y el propio Samper que, en declaraciones a la SER tras la igualada, se felicitó "por el empate y también por la buena imagen que ha dado el equipo. Con Abel asistiendo y con nuestros puntas llegando con peligro".

Y mientras el interesado, 'el reclamado' Abel pasó la jornada al calor de los suyos en Granada repasando todas las crónicas y lamentando que "aquella vaselina no entrara. De haberlo hecho o de haber acertado Henok en el mano a mano con Iker los tres puntos se hubieran quedado en Murcia, que es lo que merecíamos. Por todo ello el regusto que me queda es agridulce".

Cuestionado sobre su papel, sobre si su continuidad en el once está garantizada, Abel se mostró cauto: "Está claro que todo jugador lo que busca es continuidad, que así de esa manera todo puede ser mas sencillo, pero eso es cosa del míster. A mí solo me queda trabajar a tope para cuando llegue el momento estar listo".

Íñigo y Fernando Baiano, grandes beneficiados

También, con Abel liberado del trabajo defensivo y con libertad de movimientos en la mediapunta, Íñigo y Baiano vieron facilitado su trabajo y sobre todo vieron, después de muchos partidos en los que a los puntas solo les llegaban desde atrás pelotazos en profundidad, como de las botas de Abel salían asistencias que conectaban perfectamente con los movimientos entre los centrales, con los desmarques de los puntas grana.