A la final, con más ayuda arbitral

Perdía el Barça 0-2 y Joan Laporta, sentado en el palco del Municipal de Palamós, cada vez se veía más pequeño. Una mezca del filial (Tercera) y del Juvenil A se vio reforzado por cinco futbolistas profesionales. Rozaron el rídiculo. Los modestos chicos del Girona (Segundas B) creyeron en el milagro. En seis minutos lograron dos goles bien elaborados, pero en siete se les escurrió la ventaja. Un gol en contra de Migue, la habitual ayuda arbitral (se inventó un penalti) y un golazo de Sylvinho sirvieron al equipo dirigido por Frank Rijkaard (Pep Guardiola se refugió en la grada) para clasificarse para la final del día 11, ante el Nàstic.

No fue feliz la actuación del árbitro Pérez Fuentes, clave en el 3-2: no señaló unas manos claras de Botía (90'), cuando el disparo de Larios llevaba el partido a los penaltis. La indignación entre los gerundenses fue un clamor: les apartaron de la posibilidad de conseguir la Copa Catalunya.