Dani Sánchez Llibre

"El primer día pensé y me dije: ¡qué narices hago yo aquí!"

Mañana se cumplen 10 años de Dani como presidente del club. Asegura en esta primera parte de la entrevista realizada en su casa de Vilassar que en uno dejará la butaca. Reconoce haber disfrutado, pero también haber sufrido. Si fuera por su familia, ya habría dejado el cargo, pero él adora al club.

josep María lago

¡Diez años como presidente!

Como diez soles.

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene?

Cuando me convencieron de entrar como presidente me senté, reflexioné y me dije a mi mismo: '¡Qué narices hago yo aquí!'

¿Fue una decisión atrevida?

Un poco sí.

¿Por?

Delante mío había gente con más pedigrí, pero confiaron en mis posibilidades.

¿Fue José Manuel Lara Bosch?

Junto con Alfredo Torras y Fernando Molinos. Cenamos los cuatro juntos y se decidió todo. A las tres de la mañana llegamos a un acuerdo y decidí ser el presidente, después de cinco años en el fútbol base del club.

¿Dónde fue el encuentro?

En el Windsor.

¡Anda!

Sí, ese restaurante ha vivido lo mejor y lo peor del españolismo.

Hablaba de gente con pedigrí, pero ahora parece que hay muchos interesados en el trono.

Cierto, pero la decisión final siempre estará en manos de los accionistas, los que mandan.

¿Ha cambiado mucho usted?

He envejecido, he criado algo de panza y tengo canas.

Lo normal.

Pero de ánimo y sentido del humor he mejorado.

¿El día a día agota?

Mucho.

¿Y cúal es la solución?

Mi ilusión sería crear la de un presidente ejecutivo, que viva para, por y del club.

¿Cuántos entrenadores ha tenido desde que llegó?

(Piensa y duda).

¿Le ayudo?

No, déjeme. Creo que diez.

Comenzó con...

José Antonio Camacho, que nos dejó para probar suerte en el Sevilla.

Y siguió con...

Marcelo Bielsa, Miguel Ángel Brindisi, Paco Flores, Juande Ramos, Ramon Moya, Javier Clemente, Luis Fernández, Miguel Ángel Lotina y Ernesto Valverde.

Uno por año.

Más o menos.

¿Cual fue el mejor?

El que tengo ahora, Valverde.

Bielsa pintaba bien.

Fue la gran primera lucha que tuve con un técnico. Cuando jugamos el Ciutat de Barcelona ante el Atlético de Madrid, me pidió dejar el club para ir a dirigir la selección argentina.

Y claudicó.

No tenía otro remedio.

Luego pasó Brindisi, al que destituyó y entró Flores. ¿Qué pasó con Paco?

Se le acabó el contrato. Había una cláusula que si quedaba entre los doce primeros renovaba automáticamente.

¿Y?

Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que tendría que haberle renovado.

Usted que siempre trata de proteger a los hombres de la casa.

Ya le digo. Tomar esa decisión fue dura y me costó, pero entonces pensaba que era lo mejor posible.

¿Y qué le hace pensar que se equivocó?

Pues que el que lo sustituyó no mejoró lo que teníamos. Juande Ramos ha demostrado ahora que es uno de los mejores técnicos de Europa, pero aquí, en Barcelona, no cumplió con lo que se esperaba.

No acabaron nada bien.

En los tribunales, ni más ni menos.

Otro momento complicado.

Sin duda, pero pienso que él hizo más por salir que nadie. Tuvimos una reunión con Ángel María Villar y el mismo Juande en la sede de la RFEF. No llegamos a un acuerdo, pero finalmente no hubo juicio y todos acabamos ganando.

¿Ha sido esta la temporada más tranquila de los 10 años de presidencia del club?

No, con Bielsa y Flores, por ejemplo, vivimos épocas muy plácidas.

¿El momento más dulce?

La Copa del Rey del 2000.

¿Y eso?

Ganamos un título después de 60 años. Todo se daba para lograrla. Flores tenía un equipo comprometido y José Luis Perelló me dijo que la íbamos a ganar cuando comenzamos el Centenario.

¿Y el peor?

La cena del Windsor en la que nos quisieron echar. Aquel encuentro para cerrar el pacto fue complicadísimo. Fue un ataque frontal que nunca llegué a entender. Ellos creían que eran los salvadores de la patria y todo me pareció muy cruel.

Luego seguiremos, pero ahora cambiemos de tema y vayamos a la actualidad. ¿Sigue mandando un selecto grupo de familias en el club?

Bueno.

Adelante.

Hay gente muy implicada desde hace decenas de años. Personas con apellidos famosos que hipotecaron su futuro por el bien del Espanyol. Los Sáenz, Vilà-Reyes, Lara, Perelló... todos ellos hicieron mucho.

¿Y ahora quién manda?

Los grandes bloques están repartidos, pero entre cuatro grupos podrían superar el 50 por ciento.

¿Cómo es su relación con José Manuel Lara Bosch?

Cordial; si nos vemos, nos saludamos, pero sinceramente hace mucho que no hablamos. Y le añadiré una cosa: si hubieran elecciones pienso que seguiría sin votarme.

Él siempre estuvo detrás de Espanyol 3.0, pero parece que se está desintegrando el grupo.

Es que todo esto desgasta mucho. Arrancaron con Alfredo Torras y luego con Claudio Biern. Salieron a la luz después del partido ante el Murcia.

¿Dónde los vio por primera vez?

En mi despacho. Me dijeron que lo mejor que podía hacer era dejarles el club en sus manos y que me dejarían cortar la cinta del nuevo estadio. El encuentro duró cinco minutos.

Y ahora pasan por un mal momento.

El 90 por ciento de sus integrantes y líderes abandonan el barco. Es muy complicado dirigir un club. Si se van ahora, ¿qué hubieran hecho si mandaran?

¿Piensa en eso de dejar la dirigencia del club algún día?

Claro.

¿Pero esta vez va en serio?

¿Qué tiene ganas de que me vaya?

No es eso, pero otras veces lo dijo y ahí sigue.

Si hiciera caso a mis familiares ya estaría tranquilamente en casa; en cambio, pienso que quedan cosas por hacer.

Como inaugurar el estadio.

Cornellà-El Prat fija el final de mi ciclo como presidente. Mi última asamblea como máximo dirigente será la de la temporada 2007-08.

¿Y entonces?

Ya se verá.

¿Le gustaría que el nuevo campo llevara su nombre?

No, ni el de ex jugadores ni nada parecido. Tendrá un nombre comercial y hasta entonces se llamará Estadi del RCD Espanyol.

Hablando de nombres comerciales, ¿podría llevar el nombre de conservas Dani?

Para nada.

¿Cuánto dinero ha puesto desde que llegó en publicidad?

Unos 12 millones de euros.

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