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Segunda | Hércules - Albacete

Cámara vuelve a casa

El Hércules busca la salvación ante su último héroe

<b>REGRESO. </b>Álvaro Cámara posa para AS en uno de los campos del Albacete.
JOSEMA MORENO

El 25 de junio de 2005, el Rico Pérez vivió su última alegría. El Hércules acababa de ascender a Segunda División. El delirio se apoderó de la grada y la afición invadió el césped del estadio. Los jugadores se confundían entre la gente que, en su afán de llevarse un recuerdo de la histórica cita, arrancaba literalmente la ropa de juego a sus héroes. Y por encima de toda la marabunta emergía un jugador, Álvaro Cámara. Los aficionados le llevaron hasta el vestuario a hombros casi en paños menores. Junto a Nano, había sido el auténtico artífice del ascenso en la promoción. Tres goles en cuatro partidos le otorgaron la gloria y un pequeño pedacito del corazón de cada herculano.

El madrileño cumplió su promesa y se hizo rubio. Y fue el que mantuvo a flote a un equipo que estuvo cerca de perder en un año lo que tanto costó conseguir. Acabó contrato y, gracias a otra infame negociación del ex secretario técnico Juanjo Rodri, el Hércules no fue capaz de retenerlo y se fue al Albacete en busca del pan y la sal que se le negó en Alicante.

Su otra casa. Ahora, vuelve con el Albacete, regresa a su casa, a donde más a gusto ha estado en toda su carrera, al lugar de donde nunca se debió marchar. Se enfrentará a un Hércules que llega en racha y que si gana casi asegurará la permanencia. Quedarán diez partidos y el objetivo será quedar lo más arriba posible. Enfrente, aparte del hijo pródigo, tendrá a un Albacete que fuera de casa es una caja de sorpresas. En las últimas cinco salidas ha sido tan capaz de superar a Cádiz, Murcia y golear al Málaga, como de caer ante Ponferradina y Vecindario. Sólo les separa un punto, la victoria vale media permanencia.

Uribe no seguirá si no hay 'feeling' entre todos

Uribe habló ayer de su futuro al frente de la nave blanquiazul. El técnico se aferrará a su asiento en el banquillo herculano si las dos partes no están del todo a gusto. "Aunque el equipo quede cuarto, debe existir 'feeling' entre las dos partes y si una de las dos no está convencida pues no se sigue y ya está. Gracias a Dios, no me ha faltado trabajo y he tenido donde elegir", señaló el asturiano.En cuanto al partido frente al Albacete, Uribe recordó que los tres puntos que se ponen en juego pueden ser los que le otorguen la tranquilidad definitiva, prácticamente, a su equipo. "Una victoria prácticamente nos aseguraría no tener que sufrir", valoró el preparador blanquiazul.