La presión popular evita la destitución de Lotina

El hecho de que la afición de la Real todavía quiera a Lotina mantiene con vida al técnico de Meñaka en el banquillo realista. Sólo así se pueda explicar que a estas horas siga siendo el entrenador del primer equipo txuri-urdin. El público de Anoeta pidió el sábado, en los minutos finales del encuentro ante el Deportivo, su indulto mientras señalaba de manera directa con el dedo al que ya ha tachado como único culpable del desaguisado que se ha montado en el club donostiarra. Los gritos de "¡Lotina, quédate!" y "¡Directiva, dimisión!" o "¡Fuentes, dimisión!", que retumbaron con unanimidad en todo el estadio son lo suficientemente esclarecedores. Y deja al actual Consejo de la Real en una situación delicadísima y en una doble disyuntiva que ya no pueden negar.

Primero, si en algún momento se plantearon cesar a Lotina, ahora sí que lo tienen complicado. Sería señalarle como culpable y el respetable ya no se cree el cuento de que el hombre del banquillo es el único que tiene la culpa de esta situación. Y segundo, ahora no podrán negar que no sienten el rechazo de los socios de la Real. "Al terminar la temporada, si el Consejo nota que no tiene el respaldo de los accionistas, dimitirá", dijo la pasada semana el portavoz Luis Ansoalde. Si esto es así, deberían pensar ya cuándo van a convocar elecciones.