Primera | Zaragoza 1 - Villarreal 0
El olfato de Milito supera a un espléndido Barbosa
El portero amarillo fue un muro. Franco tuvo el empate
Sólo el olfato goleador de Diego Milito pudo superar el muro que Barbosa colocó en su portería y que a punto estuvo de hacer que el Villarreal se llevase un punto de su visita a Zaragoza. No fue así y los aragoneses siguen el rastro de la Champions, aunque venciendo por la mínima como sucedió anoche bajo la lluvia.
Desde el principio se vio que sería el Zaragoza el que se echase el encuentro a las espaldas. Con una buena circulación de balón, los constantes movimientos de Sergio García arriba y las apariciones selectivas de D'Alessandro, el equipo de Víctor fue tomando ventaja a los puntos. Aún así, el Villarreal enseñó los dientes primero con un balón suelto que no pudo aprovechar Tomasson.
Fue un espejismo, puesto que el mejor hacer de los aragoneses se tradujo poco a poco en ocasiones, casi todas con Sergio García como protagonista, hasta que Diego Milito empujó con angustia una genial incorporación de Zapater y adelantó a los suyos. La distancia entre ambos conjuntos se hacía cada vez más grande.
Puntilla. La única manera de que el panorama cambiase no era cosa del Villarreal, sino del Zaragoza, que estaba en la obligación de cerrar el encuentro. De no ser así, llegarían los problemas y las dudas. Los minutos pasaron, las intervenciones de Barbosa se fueron sucediendo, en especial una majestuosa a Diego Milito, y la incertidumbre se adueñó de La Romareda. Era necesario un segundo gol. Pellegrini entendió que metiendo artillería arriba se podrían encender aún más las alarmas, pero su reacción tampoco sirvió. El Zaragoza sufrió, porque Guille Franco tuvo el empate en sus botas, pero se llevó lo que merecía.
División de opiniones para Cani en su regreso
Había expectación por ver qué actitud adoptaba la afición del Zaragoza con Cani, el prodigio de la cantera que el pasado verano abandonó la capital aragonesa para fichar por el Villarreal. Aparecieron algunas pancartas con apoyo hacia el jugador y al saltar al campo se alternaron los pitos y los aplausos por parte de la hinchada. En cuanto fue teniendo contacto con el balón se escucharon con más fuerza los silbidos, aunque otra gente le apoyó. Al ser sustituido sí que recibió bastantes más aplausos que pitos. La gente no le olvida.