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Copa de la UEFA | Girondins 0 - Osasuna 0

Un tímido Osasuna confía su suerte europea al Reyno

Ziganda sacó suplentes. Lo mejor, el resultado y la afición

<b>SIN PUNTERÍA. </b>Milosevic remató algún balón peligroso como el que se observa, pero el serbio no estuvo acertado.
mikel saiz

Cuando se sale a empatar, se pierde. Es una máxima del fútbol. Un código interno que en algunos casos, los menos, no se cumple. Le sucedió por ejemplo ayer a Osasuna en Burdeos. Fue tras un choque lento, sin ritmo, difícil de no criticar. Los rojillos se dedicaron a dormir el partido, ese fue su único cometido, y a fe que lo lograron ante un rival que tampoco demostró tener artillería suficiente para poner en mayores aprietos a su rival.

La estrategia de Ziganda consistía en mantener la posesión, en jugar con cabeza, en no cometer errores atrás de los que arrepentirse luego. Desde ese punto de vista el resultado es magnífico, los deberes están hechos y valió la pena el viaje a Francia. Sin embargo, la sensación que se le quedó al aficionado osasunista es que en la caja rojilla había más juguetes con los que divertirse. Dejar a Raúl García, David López y Soldado en el banquillo fue un lujo excesivo por parte del técnico. Si el objetivo fue reservarlos para el choque ante el Celta, ahí queda ahora la presión de ganar sí o sí a los vigueses.

Sin llegada.

Con las grandes novedades de Webó y Muñoz en el once inicial, Osasuna se limitó a dejar pasar el tiempo en busca de un error de su rival. No llegó, como tampoco llegó en la previa de la Champions en Hamburgo, entre otras cosas porque jugar en Europa no es hacerlo en el patio de un colegio. Esos miedos acompañaron a los navarros, que controlaron perfectamente a su rival, aunque quisieron coger el agua con la mano y eso es imposible. Su llegada más peligrosa fue un remate de Nekounam que acabó en córner. Poco más con los que ilusionarse.

El Girondins tampoco dejó demasiadas noticias arriba. Sólo los disparos de Faubert y la movilidad de Chamakh y Perea en la punta de ataque magullaron levemente a Osasuna. El empate estaba escrito. No había vuelta de hoja. Eso pensaba al menos Ziganda, contento con lo que veía. Y así fue, aunque en el último instante Ricardo sacó con el pie un buen tiro de Obertan que se colaba. Era el castigo a la timidez rojilla. Un castigo que se quedó en simple amenaza, pero que, como sucedió ante el Hamburgo, aún pulula en el aire.

Ricardo Gomes "No les pido más a mis jugadores"

"Se presenta muy difícil el partido de vuelta de la próxima semana en Pamplona, aunque mi único deseo es recuperar a todos los jugadores que están tocados, ya que podría haber hecho otro equipo con la gente que está en la cama. No le puedo pedir más a los jugadores y se han entregado al máximo ante un equipo muy táctico y trabajado. Además, se ha notado en las piernas el partido del domingo ante el Olympique de Marsella, un encuentro que castigó el campo por la tromba de agua caída y que dado el estado del terreno de juego ha pesado en nuestras piernas".

Ziganda "Es un resultado muy peligroso"

"No queríamos cometer imprecisiones tontas. Sabemos que es una eliminatoria, en la que hay partido de vuelta. Ellos no querían encajar un gol y nosotros tampoco teníamos mucha prisa, en el sentido de arriesgar. Nos hemos reencontrado a nosotros mismos y por lo menos hemos tenido esa seriedad que es tan importante para el equipo. A mitad del primer tiempo hemos perdido un poco el control e inconscientemente nos hemos metido un poco atrás. Es un resultado peligroso, tenemos experiencia de ello. Esta eliminatoria sigue estando al 50%".