Internacional | La saga de los Laudrup
Frederiksberg: la comuna de los Laudrup sigue viva
Tres generaciones surgieron de este municipio danés
Un apellido ha hecho mundialmente conocido a Frederiskberg, la pequeña comuna de 90.000 habitantes ubicada en la isla de Sjaelland, a menos de cien kilómetros de Copenhage. Allí surgieron los Laudrup, allí se forjó una de las familias de futbolistas más elegantes que jamás haya existido. El destino quiso que fuese precisamente en esos poco más de 10 kilómetros cuadrados donde el talento se tradujese en artistas, en genios del balón. Y el grifo no parece cerrarse con el paso del tiempo.
La saga la inició Finn, nacido en 1945. Jugador elegante pero de perfil medio, comenzó su trayectoria profesional en el modesto Vanlose, aunque obtuvo sus mayores logros al ser traspasado al Wiener Sportclub austriaco. Fue incluso internacional por Dinamarca, con la que jugó 20 partidos y marcó 6 goles.
Pero lo mejor que hizo Finn fueron sus hijos. Michael y Brian llegaron a la élite mundial, con sus manías, pero siempre rebosando un talento infinito. Michael, nacido también en Frederiksberg en 1964, llegó aún muy joven a Italia. La Juventus le cedió al Lazio tras varios años sin explotar, pero tuvo que ser Cruyff el que diera con su fórmula mágica en el Barcelona. En el Dream Team alcanzó su mejor nivel, como años más tarde en el Madrid, al que llegó tras graves problemas personales con el técnico holandés. Se retiró en el Ajax tras jugar en el Visel Kobe japonés. Con la selección jugó 104 partidos, aunque en su debe está el retiro que le hizo perderse el título en la Euro 92. Como entrenador ha brillado recientemente en el Brondby.
Brian (Viena, 1969) fue un trotamundos. Tan talentoso como su hermano, no terminó de cuajar en Bayern, Fiorentina, Milán, Rangers, Chelsea o Ajax. Eso sí, con Dinamarca disputó 82 partidos y fue campeón de Europa. Ahora son los hijos de Michael -Mads (Milán, 1989) en el Copenhage y Andreas (Barcelona, 1990) en el Lyngby- los que despuntan. Ninguno de los dos pudo nacer en su tierra, pero consigo llevan el talento innato de Frederiksberg.