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Primera | Mikel Arteta

La pareja perfecta de Torres en el Europeo

A los 15 años hizo las maletas para irse de San Sebastián a La Masía. Arteta quería triunfar y eso pasaba por marcharse. Hizo lo mismo después, en este caso al PSG. Ahora brilla en el Everton.

Fernando Torres y Arteta son muy amigos.

Mikel Arteta Amatriain (San Sebastián, 26 de marzo de 1982) supo siempre que se dedicaría al fútbol. Lo sabía cuando se dirigía a entrenar a Berio, el campo en el que tantas tardes de gloria completó con el Antiguoko. Su ilusión era triunfar, cumplir un sueño que poco a poco se hizo realidad. Desde muy pronto destacó por su infinito talento. Eso no pasó desapercibido para los ojeadores, que subrayaron su nombre con rojo en todas las agendas.

El Athletic fue el primero en interesarse de manera formal. Consiguió incluso que Arteta acudiera una vez por semana durante todo un año a entrenarse a Lezama, donde recibía las instrucciones de José Luis Mendilibar, entonces entrenador del cadete bilbaíno. Mientras, seguía jugando y brillando en su club. Tras esa campaña el Athletic quiso rubricar el fichaje aprovechando el convenio de colaboración con el Antiguoko. Arteta, sin embargo, había recibido una llamada del Barcelona y pidió permiso para pasar allí una prueba. El Athletic, incomprensiblemente, se lo concedió y el jugador, junto a otros dos compañeros de su equipo (uno de ellos el hijo del ex realista Diego) acabó firmando por los culés. Tenía sólo 15 años.

En La Masía creció como futbolista y maduró tan lejos de casa. Pronto llegaron las primeras convocatorias internacionales. En la Sub-16, en la Sub-17 y en la Sub-19 empezó a coincidir con Torres, formando entre ellos una gran pareja. Inolvidable fue el Europeo Sub-16 de Inglaterra de 2001. España se proclamó campeona en una agónica final imponiéndose a Francia por 1-0. El tanto lo marcó Torres de penalti y sus conexiones con Arteta fueron lo mejor del torneo. 30.000 espectadores presenciaron la final de unos chicos de sólo 16 años en el campo del Sunderland.

Con únicamente 18 años ya pertenecía al Barça B. Sin embargo, como suele pasar en muchas ocasiones, la falta de oportunidades en el primer equipo le hizo recalar, primero cedido y después traspasado, en el PSG. "Pasé de Segunda B a la Champions", recuerda muchas veces. Con Luis Fernández en el banquillo sorprendió de tal manera que a las dos campañas vino el Glasgow Rangers a pagar su cláusula, 9 millones de euros. Su gran calidad le hizo debutar con la Sub-21, en la que remarcó su amistad con Torres. En Escocia explotó definitivamente. Ganó tres títulos y fue un héroe para la afición, que lloró su traspaso a la Real por 4 millones. Mikel volvía a casa, pero el entrenador Amorrortu, jefe del fútbol base del Athletic cuando le dejó marchar años atrás, volvió a ignorarle. Su única salida era el Everton. Y allí ha vuelto a su destino: el éxito.