Segunda | Murcia 4 - Vecindario 3

Iván Alonso, al rescate

Marcó en el descuento. Los grana, flojos ante el colista

pepe valero

En la última jugada. Así, con un sufrimiento inesperado consiguió el Murcia la victoria ante el colista. El partido tuvo muchos minipartidos a lo largo de los noventa minutos. Tramos en los que parecía que los grana iban camino de la goleada tras el tempranero gol de Ram fases en las que la apatía de los locales daba pie a pensar en la catástrofe; tuvo también el partido su triple momento arbitral tras el discutido penalty que Pérez Montero (¡Desastroso!) señalizó en contra de los grana por un levísimo empujón y tras las rigurosas expulsiones de Samuel y Kirian... Pero el momento de la tarde lo firmó Iván Alonso al transformar en gol una nueva asistencia de Richi.

En ese momento los 12.000 fieles pimentoneros dieron por bueno todo el sufrimiento. Pasaron por alto los problemas de una escuadra a la que incluso equipos flojitos como el Vecindario le 'pintan la cara' cuando no juega al límite físico, cuando pierde la posesión en la zona ancha y cuando separa tanto las líneas como ayer. Lo dio por bueno hasta un Alcaraz, paradigma del control y del orden defensivo, que se debió desesperar mil veces al ver la falta de contundencia atrás. Errores que se analizarán con frialdad a partir de hoy. En caliente sólo había lugar para la euforia. Para mirar a la clasificación y ver que al filo del meridiano de la competición sólo el Valladolid es mejor.

La pena es que se perdió una oportunidad de ganar con holgura. Con ese objetivo llegaron los aficionados al campo. Con idea de ver a un Murcia arrollador. Quizás por eso Alcaraz sacó del equipo a Pablo Ruiz, colocó a Abel en el eje y puso a Antoñito de inicio. Las conclusiones no pueden ser buenas. Abel, salvo dos o tres buenas diagonales es menos determinante que unos metros más arriba y Antoñito, le pone ganas, pero ni desequilibra ni juega donde debe hacerlo un punta. El gol inicial, y todos los demás, llegaron en jugadas aisladas. Ramón cogió ventaja en el primer palo y puso arriba al Murcia. Cuando parecía que lo complicado estaba hecho, los locales se contagiaron del ritmo de un Vecindario serio en defensa, con veneno a balón parado que empato al filo del descanso. Tras la reanudación, se entiende que tras la bronca de Alcaraz, el Murcia salió dispuesto a definir y parecía que lo había hecho tras los goles de Gallardo y Antoñito, pero de nuevo, una pájara mastodóntica lo complico todo. Lo mejor, lo único, la victoria.

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