José Manuel Lara

"Saldrá caro, pero chapeau para Cornellà"

Segundo y último capítulo de nuestra entrevista con José Manuel Lara, mayor accionista del club. Un vistazo al ayer, hoy y mañana del Espanyol. El de todos.

carlos mira

Hablamos ayer de pasada sobre el nuevo estadio. ¿Qué información tiene usted de cómo van las cosas?

Chapeau para todos los que han hecho posible esta salida que el club necesitaba. Montjuïc no es un campo de fútbol y nunca nos hubieran permitido anular la pista de atletismo y acercar la gente al juego. Me consta que faltan aún ciertos permisos aunque existe la voluntad de concederlos por parte de la Administración. La obra necesitará unos 24 meses de ejecución por lo que no lo tendremos para septiembre de 2008, como nos han contado. Y se también que no nos saldrá gratis, calculo que pueden quedar por pagar unos 30 millones de euros.

Ampliación de capital al canto.

El Consejo dirá

¿Qué conclusiones sacó de la última ampliación?

La respuesta de la gente fue estupenda y al mismo tiempo vivimos algunas de esas situaciones verbeneras tan nuestras: uno de los nuevos accionistas me confesó que tiene seis testaferros, seis personas que compraron acciones en su nombre. Estamos en lo mismo: el club no puede vivir de una familia ni pensar en una ampliación de capital cada poco tiempo. Necesita gestión eficaz y el desembarco en el consejo de gente nueva capaz de aglutinarnos a todos.

Más madera: Cornellà rima con Sarrià. Y ya sabe: que si los Lara fueron los más interesados en vender el estadio, que si había avales que recuperar Todas esas cosas.

Sarrià iba a ser embargado en septiembre de 1994 por deudas con la Seguridad Social. Vendíamos o nos quedábamos sin patrimonio y con la deuda. El presidente Perelló me encargó que me hiciera cargo de la primera gestión: la recalificación de los terrenos. Y lo hice. Con el agravante de que todos los ingresos del club, excepto taquillas y bocadillos, se los habían vendido a Dorna para diez años. No había más escapatoria que vender Sarrià y renegociar el contrato con esa compañía, que entonces era la que cortaba el bacalao en nuestro fútbol. Me puse a trabajar mano a mano con Blas Alascio y Javier Sáenz y recuperamos el contrato: le supuso al Espanyol ingresar unos 24.000 millones de esos diez años. Aquella junta de Perelló padre salvó al Espanyol.

¿Y la recalificación?

Viví una reunión con el president Pujol lo que se dice tremenda. Me recibió en su despacho y me preguntó qué podía hacer por el Espanyol, y le contesté: pídale al señor Soláns, responsable de Urbanismo de la Generalitat entonces, que no se oponga a lo que diga el Ayuntamiento sobre este asunto, y lo hizo. Que TV3 tratara bien nuestros partidos de pretemporada, y lo hizo. Y que nos faltaban 2.000 millones de pesetas para llegar hasta la recalificación y que el Institut Català de Finances debería echarnos una mano: lo hizo. Y Pujol es culé hasta la médula, ¿eh?

Se portó como lo hubiera hecho Ricardo Zamora.

¡Por lo menos! Pero lo más grande fue cómo acabó la entrevista.

¿Le pidió usted tabaco?

¡Ja, ja! Me comentó que le gustaría ir un día a nuestro estadio, que sabía que algunos le cantarían aquello de Pujol enano habla castellano y le deba igual. Pero que por respeto institucional debería sonar Els Segadors cuando llegara. Hecho, le dije, cuando quiera. Llegó el día y le recibimos José Luis Perelló y yo, y cuál sería nuestra sorpresa cuando de camino al palco sonó el ¡Qué viva España! El responsable salió en globo del club, claro. Aprovecho esto para decirle que TV3 se ha portado siempre muy bien con nosotros, pues si al Barça le han pagado generosísimamente por sus derechos, al Espanyol también. Siempre hemos estado muy por encima de lo que nos correspondería por nuestro valor de mercado.

¿Cuántos partidos de fútbol ve usted a la semana?

Ocho o diez. Hay quien dice que no me gusta el fútbol, pero no me parece mal balance.

Sin ir al campo, a Montjuïc por lo menos.

No voy entre otras cosas por respeto a ustedes, los periodistas, y a sus oyentes o lectores. Si voy y me preguntan, ¿qué hago? ¿Digo lo que pienso o me refugio en vaguedades? No voy pese a que tengo ocho tribunas en casa.

El domingo sería buen día.

El domingo habrá partido, cosa que hace un mes no parecía posible. Mi batalla para ese día es ver cómo distribuyo esas localidades entre mis hijos y sus amigos, pues hay overbooking como supondrá.

¿Cuál ha sido el partido de su vida?

El 0-1 en el Camp Nou, en 1973, aquel gol de penalti de Glaría. Salimos de allí líderes, pero no supimos rematar una Liga que teníamos muy cerca.

¿Un entrenador?

Santamaría y Camacho.

Al que quiso usted como manager en 1998.

Llegamos a un acuerdo para que fuera el director deportivo durante cinco temporadas con el compromiso de que si las cosas se torcían, volvería al banquillo. Y cobrando la mitad de lo que recibía como entrenador. Cargo para el que aconsejaba a Rafa Benítez, que andaba en el Extremadura. Lo cerramos y loco de contento me fui a dar la noticia del acuerdo a Montjuïc: al día siguiente se rompió todo.

¿Por qué?

En cuanto me di la vuelta, algunos llamaron a Dani y le pidieron que tumbara el asunto pues le sería insoportable "aguantar a ese maleducado otros cinco años". Puesto que fichó a Urzaiz por 40 millones y lo vendimos por 500, que trajo a Pochettino, Arteaga, Brnovic y tal, igual sí hubiese sido un buen director técnico

Acabando: ¿su primera localidad en Sarriá?

Aquellas sillas de paja que andaban sueltas por la grada. ¡Hoy saldrían volando!

¿Un ídolo?

Alfredo Di Stéfano, que ha sido punto y aparte. Él y dos equipos: el de Los Delfines y el de la delantera Arcas, Marcet, Mauri, Piquín y Egea. Estos dos eran muy bajitos y pesaban 50 kilos uno encima de otro; ¡tenían la ventaja de que sacaban los córners por bajo para rematar de cabeza, qué pareja!

Por entonces, el Lara que se dejaba notar era su padre.

Él fue un opositor activo; muchas veces discutimos pues discrepaba de según qué cosas suyas.

¿No se considera opositor?

Me considero una persona con su particular criterio de cómo debería ser el Espanyol. Les cuento otra: cuando el lío del Windsor le dije a Dani que la solución al problema con Condal y Collet era nombrarles vicepresidentes de la Fundación y yo tomaba la presidencia. Me contestó que no, que la Fundació era de Segunda Del mismo modo que le digo que ni puedo, ni quiero, ni debo, ni se implicarme en la realidad directiva actual, y que el futuro pasa por un españolista joven, insisto en que si existiera una voluntad real de construir el club del futuro, yo estaré al frente de esa manifestación. Lo que no comparto es el gusto de este consejo por la fantasía, que es donde se basa su proyecto: acaban creyendo que la única verdad es lo que el socio quiere oir. Y no es eso.

Mensaje recibido.

El mensaje es un proyecto serio, sin exclusiones, integrador, por un Espanyol mejor. Es posible.

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