Primera | Barcelona

Joan Laporta no está tan contento como parece

De cara al pueblo culé, Joan Laporta está feliz, contento y satisfecho. Fue reelegido el pasado martes como presidente del Barcelona sin tener que mover apenas un dedo. Todo le salió a pedir de boca. Pese a todo, los que están cerca de él (que los tiene, pero que les encanta rajar a sus espaldas), dicen que el mandamás del Camp Nou está que trina por dentro. Con los números de las firmas obtenidas por los tres precandidatos en la mano, Laporta está preocupadísimo. Él dice que se llevó 7.000 firmas, mientras que entre Jaume Guixà y Jordi Medina (podría ser el verdadero tapado en toda esta historia) sumaron 3.000. Es decir, que de cada 10 socios, tres dieron su apoyo a otras candidaturas, pese a que la de Laporta llegaba con el aval de dos Ligas y una Champions y que su equipo de trabajo tenía en su poder todos los listados de socios para poder inflarles la cabeza e influir a los que consideraban indecisos.

Laporta y los suyos meditan qué están haciendo mal, pese a su falsa sonrisa. La preocupación es evidente. ¿Qué hubiera pasado si la convocatoria hubiera sido en otra fecha y con más argumentos para los que optaban al trono? La respuesta, al tiempo. Hay movida en el Camp Nou.

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