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Mundial 2006 | Australia - Japón

Vuelve el 'mago' Hiddink

Tras su gesta con Corea, regresa como aussie ante Japón

El fútbol está cambiando tanto que un Australia-Japón resulta, a día de hoy, incluso un plato de buen gusto para los amantes de este deporte. Gran parte de culpa la tiene la expansión de los jugadores de estas naciones a las mejores ligas europeas, pero también la llegada de técnicos de renombre a dichas federaciones, expertos en entrar en la historia de países sin tradición futbolística a base de aplicar sus numerosos conocimientos.

Es el caso de Hiddink y Zico. Al Pelé blanco ya le invitan a cenar en cualquier lujoso restaurante de Tokio. No es para menos. En 2002 metió a los nipones en los octavos de final del Mundial y dos años después levantó la Copa de Asia. Y todo ello sin Oliver y Benji, por cierto. Hasta a los japoneses se les ponen los ojos como platos cuando ven lo que han mejorado últimamente.

Pero si hay alguien que sabe convertir el hierro en oro ese es Hiddink. El gran Guus, con o sin su peculiar bigote, ya ha aparecido ataviado con el vestido típico coreano, con el disfraz de canguro y próximamente lo hará con el gorro de orejeras tan común en Rusia. Esto último será cuando finalice el Mundial, porque antes querrá demostrar que el regreso de Australia a una fase final después de 32 años no es ninguna casualidad.

De momento, el primer aval de ambas selecciones ya se ha producido. Fue en los amistosos previos al viaje a tierras alemanas. Los aussies empataron ante Holanda en De Kuip, la caldera oranje, y los japoneses estuvieron cerca de sorprender a Alemania en su propio feudo, lo que hubiese sido casi definitivo para Klinsmann. Pero esta será otra historia y las piernas temblarán el doble. Más teniendo en cuenta que luego deberán enfrentarse a Croacia y, sí, a Brasil.