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José Mari Martínez

"El último descenso nos costó cuatro duros años"

El capitán del último ascenso de la Real, el de Puertollano, es hoy consejero de Fuentes. Sus primeros pasos como realista fueron en Segunda División, así que su voz está autorizada en los complicados tiempos que corren.

Pocos mejor que usted para aconsejar, que sabe lo que es vivir de blanquiazul la Segunda División...

Estuve cuatro años en Segunda. De puerta a puerta, de autobús en autobús. Las pasamos canutas para subir y el primer año promocionamos. Volver abajo ni se me pasa por la cabeza.

¿Hasta qué punto resultaría complicado volver a vivir esa experiencia para el club?

La Real bajó en 1962 y le costó cuatro años volver a subir, que se dice pronto. Ahí tiene al Gijón, Elche, Las Palmas. Bajar es fácil, subir es muy complicado.

Para quien piense que hay que bajar para empezar de cero, ¿cómo fue la experiencia?

Había mucha piña entre nosotros, pero estabas más horas con los compañeros que con la familia. Salíamos un viernes por la mañana y regresábamos el lunes por la noche. Acudía muy poca gente al campo, se dieron de baja el 60% de los socios.

Recuerde el último ascenso, el de Puertollano...

Casi ni me lo creía después de cuatro años abajo. Tenía incertidumbre porque nunca había estado en Primera División. Y verte ahí arriba después de haber estado en Segunda, era muy difícil que nos echasen para abajo. Hacíamos lo que fuese, porque sabíamos lo que había debajo. La moral que teníamos entonces es algo que hoy se desconoce.

¿Qué le queda de aquel histórico ascenso?

La camiseta, el banderín, las botas, la visera de un aficionado, todo lo que pude. Fue tan grande que hasta el día siguiente no reaccioné. Los que hemos nacido de la Real, de niños de la Real, bajas y luego subes. Eso es inenarrable.

¿En estos momentos complicados hay que apelar al 'sentimiento txuri-urdin'?

En la Real no juega cualquiera, es un privilegio. Eso lo saben los jugadores porque se han hecho socios, pero deben dar un poquito más. Mire: cuando se descendió en los 60, mandaron a Arakistain a por cuatro jugadores a Madrid para salvar al equipo, pero no sentían lo de los demás y fue un desastre. Antes que buenos hay que ser realistas.

¿Al unirse al proyecto de Fuentes pensaba que volvería a revivir los fantasmas de los años 60?

Llevo un año dedicado exclusivamente al club y es muy duro. Sales a la calle y hay gente que te hunde más. Como aguanto, me dicen de todo, Pero esto es así y estamos aquí para dar la cara.

¿La sensación desde el Consejo es de pesimismo?

Se vive con mucha tensión, pero hay que tratar las cosas con naturalidad.