Caparrós ganó su derby como más duele al Betis

Estábamos en el crepúsculo de un partido condenado al empate a cero. Un encuentro feo, pero muy peleado y muy duro donde se pitaron 44 faltas. Demasiadas. En esas complicadas circunstancias, quien estaba siendo el mejor de los 26 (22 jugadores, un árbitro, dos asistentes y un cuarto árbitro) estaba siendo, ¡quién lo iba a decir! Alfonso Pino Zamorano. Sin los aspavientos de antaño, con autoridad, pero sin disparar por disparar, estaba llevando con acierto un choque complicado y tenso por lo mucho que había en juego. Fueron correctas todas las tarjetas que mostró, incluida una a Doblas que, en plena salida a por uvas, arrolló a Munitis. La jugada estaba invalidada por fuera de juego de Tristán, pero la decisión fue acertada.

Así estaban las cosas. Pero en pleno tiempo de prolongación, Duscher, sin duda el mejor jugador del partido, porfió por recuperar un balón e inició una contra con un Betis con una alarmante falta de atención. La jugada la siguió el jerezano Romero que le puso un magnífico balón al canario Rubén, todo un goleador de raza y que llevaba sobre el terreno de juego apenas un cuarto de hora. Ni que decir tiene que incrustó el balón donde Doblas sólo acertaba a mascullar, en pleno desasosiego, "¡qué hemos hecho para merecer esto!". Así, en la última jugada, el sevillista Joaquín Caparrós le volvía a hacer otra faenita al Betis, con quien sólo ha perdido un partido de los catorce que ha afrontado entre los banquillos del Sevilla y ahora Deportivo.

No hubo tiempo para más. Con el utrerano gesticulando y abrazándose con todos los suyos en señal de alegría, llegó el pitido final. De nuevo, el Depor recupera fuera parte de lo que, generosamente, se deja en Riazor y el Betis vuelve a las andadas, sufriendo y frisando los tenebrosos puestos de descenso. Y encima se le presenta una semana complicada con el compromiso contra el AZ Alkmaar en Copa de la UEFA y una comprometida visita el próximo sábado al Camp Nou. Parecía que respiraba pero... más de lo mismo. Y los coruñeses siguen en la brecha. ¿Aprobarán de una vez los deberes ante su propia afición? Habrá que ver.

El detalle: Caparrós otra vez en Sevilla

Aunque fuera en la acera del eterno rival, Joaquín Caparrós, sevillista de corazón, regresó a su ciudad natal pero para enfrentarse al Betis. Aunque escuchó los clásicos silbidos de la afición verdiblablanca, pero la verdad es que tampoco se cebaron demasiado con el utrerano.