Primera | Alavés 3 - Real Sociedad 1
Carpintero y Aloisi dejan sentenciado a Amorrortu
El técnico será despedido hoy tras un partido impotente
Si hay un equipo en Primera que sea imagen y semejanza de su entrenador ése es la Real. Triste, apagado, ánimicamente vulnerable. En definitiva, tocado y hundido. Sin vuelta atrás. Ayer, los txuri-urdines sacaron a relucir todas esas penurias en un ejercicio pírrico de fútbol, sobre todo en el segundo tiempo, aderezado con una falta de actitud impropia de un equipo con la soga al cuello. De ello se aprovechó el Alavés, que, sin hacer el mejor partido de su vida, se guardó en el bolsillo tres puntos interesantísimos. Pocas veces podrán presumir este año los vitorianos de haber ganado un encuentro con tanta comodidad como lo hicieron ayer.
Los aprietos de unos y otros propiciaron un comienzo de choque esperanzador. La Real daba la sensación, a priori, de tener más peligro arriba, con Nihat y Skoubo. El Alavés, de ser más equipo, de estar más ordenado. Iban a pasar cosas a lo largo de los 90 minutos, de eso no había duda.
Primer gol. Los vitorianos cedieron el protagonismo a la Real desde el principio. Y no les importó. Porque después de comprobar por activa y por pasiva que la puntería de los Nihat y compañía esta vez era nula y que la tenue efusividad realista se iba veniendo poco a poco abajo, Carpintero enganchó un balón suelto al borde del área y adelantó a los suyos. Era tan sencillo como eso, pensó entonces la parroquia realista, harta de tanto desatino.
Al instante, Nihat se aplicó el cuento y marcó, pero el árbitro señaló un más que dudoso fuera de juego. Y, a partir de ahí, aparecieron todas las carencias de esta Real. Sin orgullo, sin poder de reacción, los realistas hicieron que pasara el tiempo con el Alavés de brazos cruzados. Cuando querían, eso sí, los albiazules daban otro golpe sobre la mesa, papel que se encargaba de protagonizar Aloisi, el hombre más feliz del mundo ante la permisividad realista en tareas defensivas.
La Real se diluía y con ella Amorrortu. Su equipo, su Real, era el retrato de alguien cabizbajo, abatido, sentenciado. Ni el gol de Stevanovic lo podía evitar. Pero sí lanzaba un mensaje esperanzador. A partir de ahora, probablemente de hoy, surge una nueva Real. Más le vale.
El detalle: llegan cedidos a ambos clubes
Los nuevos jugadores de la Real Sociedad, el colombiano Viáfara y el chileno Mark González, cerrarán hoy los últimos flecos que les permitan recalar en el club donostiarra. En el Alavés también hay novedades, pues ha conseguido la cesión de Pacheco, jugador del Albacete.