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Primera | Real Sociedad 3 - Athletic 3

Derby vasco antológico

El Athletic empató en el descuento un gran choque.

<b>NO PUDO SER. </b>Skoubo, que hizo un gran partido, escenifica el sentir realista de ayer.
amaia zabalo / juan flor

Las urgencias de Athletic y Real y las limitaciones de ambos equipos en tareas defensivas depararon ayer un derby vasco inolvidable, con alternativas en todo momento y que concluyó con un justo empate final, claramente más celebrado por los rojiblancos, que vieron las cosas perdidas por un instante. Para lo bueno y para lo malo, el partido de ayer pasó a la historia por su brillantez, pero dejó en el aire el mal aroma que desprenden a día de hoy los máximos exponentes del fútbol vasco. Su sino, sobre todo por los agujeros defensivos, pasa por eludir los problemas para mantener la categoría. No hay más tu tía.

La doctrina de John Keating, el excéntrico profesor que protagonizó Robin Williams en El club de los poetas muertos, hablaba del Carpe Diem, de vivir el presente. Y eso es exactamente lo que trata de hacer a día de hoy la Real. Sabe que Nihat se marchará en mayo. Tampoco conoce muy bien hacia dónde se dirige su gestión económica. Ni la deportiva. Pero intenta disfrutar del momento. Ayer, esos motivos de placer llegaron en un soberbio primer periodo. Gran culpa fue de Skoubo y Nihat. Una pareja de ataque que ayer formó por primera vez junta, pero que dio la sensación de llevar toda la vida compartiendo partidos. De sus estupendos movimientos afloró todo el potencial de la Real, que llegó al descanso con mucho trabajo avanzado. Ayudó también el constante estado de parálisis de la zaga bilbaína, escandalosamente lenta al lado de los realistas. Nihat, siempre Nihat, se encargó de rubricar este juego directo, impactante, y pareció hundir a los de Clemente. El frágil castillo de naipes del Athletic no era capaz de aguantar una brizna de aire. Y menos el tifón que causaban todo el rato Skoubo y Nihat.

Gran Athletic.

Pero el derby tenía preparado también su momento de gloria para los rojiblancos. El orgullo, esa principal faceta que históricamente ha acompañado al Athletic, salió a relucir en Anoeta al tiempo que la Real se empequeñecía. Orbaiz tomó el mando y Aduriz -guipuzcoano- agradeció el apoyo de Urzaiz a su lado haciendo el trabajo sucio para empatar el partido. La Real se había hecho añicos ante un Athletic a pecho descubierto. La hazaña bilbaína tomaba tintes heroicos y se hizo más grande cuando Skoubo puso tierra de por medio una vez más. Tocaba zafarrancho de combate ante las esporádicas pero letales embestidas de Nihat. Y cuando el partido agonizaba, como no podía ser de otra manera, fue Iraola -también guipuzcoano- el que selló un partido en mayúsculas para desconsuelo de jugadores y aficionados realistas.

Garitano probó, pero tuvo que ser suplente

Gaizka Garitano iba a ser titular en la noche de ayer. Parecía plenamente recuperado de sus molestias en el talón de aquilés. Pero, por si acaso, los médicos decidieron realizarle unas pruebas para comprobar si su recuperación era total. Precisamente durante esos ejercicios, el centrocampista de la Real se resintió de sus molestias y tuvo que dejarle su puesto a Álvaro Novo. Un contratiempo para Amorrortu, que tuvo que contar con él únicamente a partir del segundo tiempo.

Labaka: castigo en el banquillo

Mikel Labaka no ha renovado aún con la Real y la decisión del club txuri-urdin fue ayer la de no contar con él. Así, el central tuvo que ver el encuentro desde el banquillo y en su puesto formó como titular el canterano Ansotegi, que debutaba en Primera.